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MADRID, 28 May. (EUROPA PRESS) -
La aparición recurrente de llagas en la boca o aftas puede ser síntoma de enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, según ha destacado el director médico de Vitaldent, Gustavo Camañas, con motivo de la celebración este domingo del Día Mundial de la Salud Digestiva.
Cuando se padece un problema digestivo se genera "un cuadro, caracterizado por una relación causa-efecto, de forma que se puede producir una bajada de defensas porque no se come bien y eso, a su vez, provoca un síntoma visible que son las aftas", explica Camañas.
De modo que, teniendo en cuenta que estas patologías inflamatorias y autoinmunes se caracterizan por la dificultad diagnóstica en sus primeras fases, el odontólogo "puede ayudar a facilitar el diagnóstico". En este sentido, en caso de que un paciente presente aftas de forma muy recurrente Camañas recomienda la realización de una analítica en sangre para descartar las causas de la aparición de las llagas orales.
Además, las propias aftas pueden "empeorar" la patología subyacente, ya que, "como duelen nos impiden comer determinados alimentos", de modo que el paciente entra en una dinámica de círculo vicioso. De hecho, la salud dental y la salud digestiva están tan relacionadas que si los "vómitos son recurrentes" también pueden provocar la aparición de caries.
"El vómito frecuente provoca problemas de caries dentales porque el ácido de los jugos gástricos cambia el ph de la saliva, que es el elemento protector de las caries", detalla a Europa Press el director médico de Vitaldent.
UN PROCESO "ENCADENADO"
"Todo va encadenado" -prosigue el experto- que asegura que "cualquier tipo de patología oral afectará al aparato digestivo en todos los niveles". Así, en caso de padecer problemas dentales como por ejemplo la mala oclusión (no morder bien) o la falta piezas dentales tiene su impacto en la digestión, que "no va a ser correcta" y que, a medio o largo plazo, va a acabar afectando a "todo el aparato digestivo".
"Debemos ser conscientes de que la digestión se inicia en la boca, por lo que los dientes y la saliva juegan un papel fundamental en este proceso. El hecho de tener una salud oral deteriorada se traduce en una mayor dificultad en la masticación, mala alimentación e incluso pueden desencadenar en enfermedades severas como síndrome de intestinos irritables o desnutrición", advierte el odontólogo.
Asimismo, el estado de los dientes y del tejido oral influye en el nivel nutricional de una persona, ya que en caso de ausencia de piezas puede dejar de consumir alimentos básicos propios de una dieta equilibrada y saludable.
"Se ha comprobado que las personas con deficiencia masticatoria por pérdida de dientes consumen una menor variedad de alimentos que contienen proteínas como la carne. Suelen sustituir los alimentos más duros por otros blandos, que suelen ser ricos en carbohidratos y que no cumplen con el contenido nutricional de una dieta adecuada", concreta Camañas.