MADRID, 18 May. (EUROPA PRESS) -
Aunque la Fundación Española del Corazón (FEC) apoya la directiva Europea del Tabaco, que será efectiva desde este viernes, considera que los cigarrillos electrónicos deberían tener una regulación todavía más restrictiva.
"Valoramos como muy positiva las medidas que recoge esta directiva, así como la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que acaba de ratificarla tras desestimar el recurso presentado por Polonia y por algunas tabacaleras que reclamaban anular la prohibición del tabaco mentolado en el año 2020. Aun así los cigarrillos electrónicos deberían tener una regulación todavía más prohibitiva", explica el doctor José Luis Palma, vicepresidente de la FEC.
Los cigarrillos electrónicos se han convertido en un fenómeno social en auge entre la población, especialmente entre los más jóvenes. Además, desde distintos sectores se destaca su uso como alternativa para dejar de fumar y el 'vapeo' ya es una palabra aceptada.
A su juicio, esta situación "ha atraído a personas que antes no fumaban tabaco a consumir estos productos". "Por todo ello, desde la Fundación Española del Corazón queremos seguir insistiendo en que se tomen medidas todavía más restrictivas en la regulación del cigarrillo electrónico", reclama el vicepresidente de la FEC.
Las sociedades científicas, como la Sociedad Española de Cardiología, avisaron hace un tiempo de los posibles efectos nocivos que se podían derivar del consumo del cigarrillo electrónico, tanto por su contenido en nicotina como por otras sustancias potencialmente tóxicas como el dietilenglicol o el propilenglicol.
En este sentido, la European Heart Network, alianza formada por las fundaciones cardiológicas de 25 países europeos y de la que la FEC forma parte, ha elaborado un informe en el que propone la restricción del uso de los cigarrillos electrónicos en lugares públicos.
"El uso de los cigarrillos electrónicos expone a los no fumadores, aunque en menor medida que con el tabaco convencional, a la nicotina y a otras sustancias como el propileno, el glicol, la acroleína o metales, entre otros", señalan.
Aunque actualmente en España está prohibido su uso en hospitales, centros de educación, transporte público, edificios de la administración y zonas de recreo infantiles, esta medida no es de obligado cumplimiento en todos los países europeos.
Por otro lado, proponen limitar el acceso de estos productos a niños y jóvenes, regulando especialmente el uso de las máquinas de venta y la compra por Internet. "Aunque todavía no se ha podido demostrar el efecto a largo plazo del consumo de cigarrillos electrónicos, existe suficiente evidencia sobre las consecuencias en el desarrollo cerebral, así como en el favorecimiento en el desarrollo de enfermedades como la cardiopatía isquémica (infarto, ictus y angina de pecho)", señalan.
Además, se pide restringir la publicidad y el marketing de estos productos y que se aumenten los impuestos relativos a estos productos para ayudar a disuadir así su consumo.