MADRID, 30 May. (EUROPA PRESS) -
El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), y el Barcelonabeta Brain Research Center (BBRC) de la Fundación Pasqual Maragall han iniciado un proyecto de colaboración para investigar la relación entre la enfermedad aterosclerótica y la enfermedad de Alzheimer.
El acuerdo contempla realizar estudios de imagen vascular, cognitivas y de neuroimagen en sus respectivas cohortes, que suman más de 6.000 individuos sanos, la mayor iniciativa a nivel mundial en este sentido.
Sendas patologías se caracterizan por presentar una larga y lenta progresión, que empieza mucho antes de la manifestación de los primeros síntomas. En el caso del Alzheimer, las alteraciones en el cerebro empiezan a producirse hasta 20 años antes de que aparezcan los característicos problemas de memoria. Y en la aterosclerosis, se sabe que la formación de placas en las arterias se inicia también 20 años antes de que pueda ocasionar un ataque cardíaco o un ictus cerebral.
Además, ambas comparten factores de riesgo como obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, hiperglucemia y el sedentarismo, y está demostrado que los factores de riesgo cardiovascular incrementan de forma acumulativa el riesgo de depositar la proteína amiloide en el cerebro, que es la principal proteína involucrada en la enfermedad de Alzheimer. Pese a ello, todavía se desconoce si comparten un proceso subyacente.
"Llevamos años especulando con la idea de que el riesgo de desarrollo de la enfermedad cardiovascular está relacionado con el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo y enfermedad de Alzheimer. Hasta ahora eran hipótesis basadas de datos agregados, pero esta colaboración nos ayudará a descifrar si realmente existe un nexo real", ha reconocido el director general del CNIC, Valentín Fuster.
Para ello, se tendrán en cuenta la cohorte del Estudio Alfa (Alzheimer y Familias) del BBRC, que cuenta con 2.743 participantes de entre 45 y 75 años, y la cohorte PESA-CNIC-SANTANDER (Progression of Early Subclinical Atherosclerosis) del CNIC, con 4.184 participantes de entre 40 y 55 años.
SEGUIMIENTOS EN CADA COHORTE
Los voluntarios que participan en la cohorte Alfa realizan, desde 2012 y cada 3 años, pruebas cognitivas, genéticas, de neuroimagen y clínicas, entre otras. El objetivo de esta infraestructura, financiada por la Obra Social La Caixa, es entender la historia natural de la enfermedad e identificar factores de riesgo e indicadores biológicos que podrían incidir en su desarrollo.
A partir de ahora, los participantes también realizarán pruebas de ecografía y tomografía axial computada, con el fin de detectar si se encuentran en la fase previa de la ateroesclerosis y evaluar su evolución junto al riesgo de desarrollar alzhéimer.
Por otro lado, los participantes del Estudio PESA-CNIC-SANTANDER son evaluados cada 3 años con técnicas de última generación de imagen cardiovascular no invasivas para detectar la presencia de la enfermedad ateroesclerótica en territorio carotideo, aórtico, coronario e ilio-femoral.
Y gracias a este convenio, ahora se determinará el gen APOE de los participantes, que es el principal factor de riesgo genético de la enfermedad de Alzheimer, y un subgrupo realizará pruebas cognitivas y nuevas técnicas de neuroimagen, con el objetivo de investigar si se produce deterioro cognitivo o cambios cerebrales en individuos con diversos niveles de aterosclerosis.
Los datos obtenidos en ambas cohortes serán analizados por un equipo multidisciplinar del BBRC y el CNIC, lo que permitirá avanzar en el conocimiento de la relación entre los cambios vasculares y cerebrales que se producen en la ateroesclerosis y la enfermedad de Alzheimer.
"La experiencia acumulada por el BBRC y el CNIC nos brinda una oportunidad única para investigar y comprender la relación entre el alzhéimer y la ateroesclerosis", ha sentenciado el director de la Fundación Pasqual Maragall, Jordi Camí.