Los desequilibrios de la alimentación en verano pueden afectar a nuestra microflora intestinal

Nevera, Comida, Obesidad
FLICKR/GREENCOLANDER
Actualizado: lunes, 6 agosto 2012 16:12

MADRID 6 Ago. (EUROPA PRESS) -

La Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) ha avisado de que los desequilibrios de la alimentación en el verano, provocados por los cambios de residencia y los horarios, pueden provocar modificaciones de la microflora intestinal, propiciando la aparición de trastornos digestivos como molestias de tránsito intestinal, sensación de hinchazón o malas digestiones.

Y es que, la microflora intestinal está compuesta por billones de bacterias que actúan de forma coordinada desarrollando tareas que son clave para la salud en general y para el proceso digestivo en particular. Este conjunto de bacterias --también llamado microbiota-- es fundamental para mantener una buena salud digestiva.

En este sentido, el presidente de AEDN, Giuseppe Russolillo, ha explicado que algunas molestias digestivas, como las digestiones pesadas o la sensación de hinchazón abdominal, pueden indicar un "desequilibrio" en la microflora intestinal. En este sentido, ha recordado que los alimentos probióticos, como el yogur, contienen microorganismos vivos que ejercen un efecto fisiológico beneficioso para la salud.

Por ello, para ayudar a cuidarla, los expertos han recomendado incorporar en la dieta alimentos probióticos, como los yogures y los lácteos fermentados, y prebióticos, es decir con fibra, para "alimentar" a los microorganismos beneficiosos de nuestro intestino. "De entre los beneficios de los probióticos podemos destacar el papel del yogur en la mejora de la digestión de la lactosa, el azúcar de los lácteos", ha comentado Russolillo.

PAUTAS BÁSICAS PARA CUIDAR LA ALIMENTACIÓN EN VERANO

Concretamente, para cuidar la alimentación en los meses de verano, los especialistas han recomendado tomar alimentos que aporten fibra, esencial para cuidar el tránsito intestinal, a través de alimentos como frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos; mantener una buena hidratación, respondiendo al mecanismo de la sed, y prestando una especial atención en caso de altas temperaturas o en bebés o ancianos; y reducir las comidas ricas en grasas saturadas.

Además, ingerir alimentos probióticos como el yogur y lácteos fermentados que contribuyen a cuidar la salud digestiva, intentar seguir unos horarios regulares, en la medida de lo posible, favorecer un buen descanso y evitar el sedentarismo, a través del fomento de la práctica de actividad física, especialmente en verano al aire libre, son también aspectos importantes para poder tener una buena alimentación en verano.