MADRID, 3 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), han demostrado que con un fármaco de apenas 2 euros, el metoprolol, se podría proteger un cerebro tras haber sufrido un ictus y reducir muchas de sus secuelas, beneficiando así a millones de pacientes.
Se trata de un medicamento de la familia de los betabloqueantes, empleado en la clínica desde hace más de 40 años en Cardiología, que ahora ha demostrado tener un efecto neuroprotector único. Los accidentes cerebrovasculares son una de las principales causas de muerte en el mundo occidental. El ictus isquémico, que se produce cuando se obstruyen las arterias cerebrales, impidiendo así que la sangre llegue al cerebro, es el evento más común.
Actualmente, existen pocas alternativas terapéuticas para tratar las consecuencias de un ictus. Una de las más graves es la muerte de las neuronas a causa del tiempo sin oxígeno o la inflamación cerebral que ocurre tras la reapertura de la arteria obstruida, que provocan un daño en el cerebro que es el responsable de gran parte de las secuelas que tienen los supervivientes.
Ahora, el grupo dirigido por el director del departamento de Investigación Clínica del CNIC, Borja Ibáñez, y cuyo trabajo ha sido publicado en el 'British Journal of Pharmacology', ha demostrado en un modelo de rata que el tratamiento con metoprolol es capaz de proteger al cerebro durante un ictus y reducir considerablemente sus consecuencias posteriores. Así, las ratas que recibieron metoprolol intravenoso durante el curso del ictus, mostraron una menor inflamación cerebral y muerte neuronal que, a largo plazo, se tradujo en una mejoría en las capacidades neuromotoras del animal.
"Este tipo de estudios abre la puerta a poder investigar en ensayos clínicos la utilidad de metoprolol en pacientes con ictus cerebral isquémico, algo que podría ayudar a evitar las secuelas neurológicas de los supervivientes reduciendo así el coste para el sistema de salud. Reposicionar 'viejos' fármacos para uso en nuevas patologías es una de las líneas de investigación con mayores beneficios para el sistema sanitario en general y los pacientes en particular", ha dicho el experto.
El grupo lleva más de una década estudiando las propiedades del metoprolol, un fármaco betabloqueante utilizado desde hace más de 40 años en pacientes con hipertensión arterial o arritmias. Primero demostraron que este fármaco era beneficioso en pacientes que estaban sufriendo un infarto de corazón.
"Cuando descubrimos el mecanismo de acción, pensamos que se podía aplicar a otras patologías, donde la hiperactivación de los neutrófilos juega un papel relevante", ha argumentado el investigador, cuyo grupo también ha evidenciado recientemente que el metoprolol reduce la inflamación exacerbada en los pulmones de pacientes con Covid-19 severo.
Y es que, el metoprolol, además de bloquear la hiperactivación de neutrófilos proinflamatorios, parece tener la capacidad de favorecer selectivamente la actividad reparadora de los neutrófilos llamados 'antiinflamatorios', lo que se traduce en una mejoría de la zona afectada.
En este sentido, el otro co-primer firmante del trabajo, Eduardo Oliver, ha informado de que testar el posible beneficio en ictus cerebral era una de las aplicaciones que llevábamos persiguiendo hace tiempo, ya que es conocido que la neuroinflamación juega un papel fundamental en este proceso.
El estudio ha recibido financiación del Instituto de Salud Carlos III; el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) 'Una forma de hacer Europa'; Comunidad de Madrid cofinanciado con los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos y por la Agencia Estatal de Investigación, y el Consejo Europeo de Investigación (ERC) a través del Programa de Investigación e Innovación Horizonte 2020.