MADRID, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -
La lepra o enfermedad de Hansen es una patología crónica de origen bacteriano que afecta, fundamentalmente a la piel y a los nervios, y, como recuerda el jefe del laboratorio de Fontilles y miembro del equipo de cooperación internacional de Fontilles, Pedro Torres, es tratable y curable siempre que se consigan superar el estigma en los países en desarrollo, y convencer de la importancia de la adherencia al tratamiento en los países desarrollados.
"La premisa principal es diagnóstico y tratamiento lo más precoz posible para evitar que haya secuelas que sean discapacitantes", explica a Europa Press, y el estigma o miedo a reconocer la enfermedad impide esa celeridad; mientras que el hecho de que se de un tratamiento que dura un año obstaculiza la adherencia.
"El estigma viene de que es una enfermedad muy desfigurante, cuando no había tratamiento era muy común. Esta es la causa de mito que se ha generado en la sociedad sobre la enfermedad", destaca, haciendo hincapié en la llegada de los fármacos que evitan las secuelas.
Desde 1995, la Organización Mundial de la Salud (OMS) proporciona gratuitamente a todas las personas enfermas de lepra en el mundo un tratamiento compuesto por una combinación de dos o tres antibióticos según el tipo de lepra.
"Es un tratamiento simple, eficaz y sin casi efectos secundarios", explica, el problema es que "un paciente cuando se encuentra mejor tiende a abandonarlo, sin ser consciente de que puede presentarse una recaída".
Una persona tarda de media entre seis y doce meses en curarse completamente de la infección, dejando de ser contagiosa tras la aplicación de la primera dosis. A lo largo de los últimos 20 años, con este tratamiento antibiótico se ha conseguido curar a cerca de 16 millones de personas.
Uno de los problemas en el manejo de la lepra es su largo periodo de incubación que dura entre 3 y 5 años, tardando los síntomas en aparecer hasta 20 años en algunos casos, lo cual dificulta el diagnostico precoz y retrasa el inicio del tratamiento. Sin embargo, "desde que aparecen las primeras manchas en la piel hasta la detección clínica ya está transmitiendo la enfermedad por vía aérea".
Precisamente, "en el laboratorio se está buscando alguna técnica que nos permita analizar que individuos están en esta fase y quizá poderles tratar antes de que se manifieste la enfermedad y cortar la cadena de transmisión".
En el primer estadio de la enfermedad aparecen manchas en la piel que no causan sensación ni de picor ni de dolor, aunque sí se produce una pérdida de sensibilidad al tacto y al calor. Si no se recibe un tratamiento en fases tempranas, la lepra puede ocasionar lesiones progresivas y permanentes de la piel, los nervios, las extremidades y los ojos, generando parálisis y discapacidades, que son irreversibles.