MADRID, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -
El director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, Peter Sands, ha advertido de que los países más afectados por la malaria están en "primera línea" del cambio climático, lo que acaba metiendo más presión a unos ya débiles sistemas de salud, todo ello en el marco del informe anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre esta enfermedad.
"Muchos de los países más afectados por la malaria también están en la primera línea del cambio climático. En el África subsahariana, donde un niño muere de malaria cada minuto, los cambios en los patrones climáticos (desde lluvias intensas hasta olas de calor extremas y sequías prolongadas) no solo están alterando la geografía de la malaria, sino que también están profundizando las desigualdades existentes", ha afirmado Sands en un comunicado.
Además, ha explicado que la escasez de agua, los cortes de electricidad y las interrupciones en las cadenas de suministro "presionan aún más" a los sistemas de atención de la salud, que ya "son frágiles".
A todo ello se une la inseguridad alimentaria y la pobreza, que debilitan las defensas inmunológicas de las personas y "abruman" a los trabajadores de la salud comunitarios, muchos de los cuales "luchan por alimentar a sus propias familias".
Asimismo, ha insistido en que el mundo cuenta con las herramientas necesarias para combatir la malaria, como pueden ser mosquiteros con ingredientes activos duales y quimioprevención estacional hasta nuevas vacunas, pero que el progreso para lograrlo "se ha estancado durante años".
Es por ello por lo que ha instado a "acelerar" los esfuerzos a través de un enfoque doble, que debe incluir la inversión en las nuevas tecnologías mientras que se alivia la presión que el cambio climático ejerce sobre los sistemas de sanitarios.
"Esto a menudo significa volver a lo básico: proporcionar a los trabajadores de la salud recursos esenciales como bicicletas, teléfonos móviles o incluso una comida diaria, asegurándose de que puedan prestar servicios que salvan vidas a quienes más los necesitan", ha añadido.
Tras ello, ha expresado que invertir más para erradicar la malaria no solo puede salvar millones de vidas, sino que también puede reequilibrar el poder económico a nivel mundial y estimular el comercio, lo que puede contribuir a liberar fondos adicionales para fortalecer los sistemas de salud y mejorar la seguridad sanitaria tanto en África como en todo el mundo.
"La inversión en la lucha contra la malaria no es sólo un imperativo sanitario, sino un motor estratégico de beneficios económicos y sociales más amplios y de largo alcance", ha agregado Sands.
El informe de este año muestra que entre 2000 y 2023 se evitaron 2.200 millones de casos y 12,7 millones de muertes en todo el planeta, y que ya hay 41 países que han recibido la certificación oficial de la OMS de naciones libres de malaria, una meta hacia la que siguen avanzando muchos países.
A pesar de ello, se ha vuelto a registrar un aumento de once millones de casos más con respecto al año anterior, lo que supone el quinto año consecutivo de crecimiento, destacando países como Etiopía, Nigeria, República Democrática del Congo (RDC), Madagascar o Pakistán.
Además, se llegó a cobrar en 2023 en torno a 597.000 vidas. La región de África sigue siendo la más afectada, y es que aglutina al 94 por ciento de todos los casos a nivel mundial, así como el 95 por ciento de las muertes, que se concentran sobre todo en Nigeria (30,9 por ciento), RDC (11,3 por ciento), Níger (5,9 por ciento) y Tanzania (4,3 por ciento).