Los osos pardos revelan información sorprendente sobre la relación entre diabetes y obesidad

Oso pardo
Foto: KEVIN CORBIT
Actualizado: martes, 5 agosto 2014 19:19

MADRID, 5 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Mientras que las tasas de diabetes están en aumento y están produciendo graves efectos sobre la salud de millones de personas, investigadores que estudian a los osos pardos han descubierto en esta especie animal un estado natural de la diabetes, que tiene un propósito biológico real y es reversible.

   Los científicos informan en la edición de este martes de 'Cell Metabolism' de que los osos pardos son obesos pero no diabéticos durante el otoño, se convierten en diabéticos sólo unas semanas más tarde en el estado de hibernación y, luego, de alguna manera "se curan" de la diabetes cuando se despiertan en primavera.

   Esta nueva investigación revela cómo la biología natural, a través de la experimentación evolutiva, puede enseñarnos cosas nuevas sobre cómo los animales hacen frente de forma natural a condiciones que podrían causar enfermedad en humanos.

   En los seres humanos con diabetes tipo 2, las células pierden la capacidad de responder a la insulina, una hormona que ayuda a regular el nivel de azúcar en el cuerpo. Cuando los autores de este trabajo analizaron a los osos pardos, vieron que, a diferencia de los humanos, los niveles de insulina en la sangre de los animales no cambian.

   En cambio, las células que se comunican con la insulina encienden y apagan su capacidad de responder a la insulina. El equipo también halló que cuando los osos pardos son más obesos, son también más sensibles a la insulina (o menos diabéticos) y se vuelven de esta manera bloqueando la actividad de una proteína llamada PTEN en las células grasas.

   "Esto está en contra de la noción común de que la obesidad lleva a la diabetes en los seres humanos", afirma el doctor Kevin Corbit, de Amgen, Inc, en Estados Unidos. Él y sus colegas también vieron que los osos pardos almacenan de alguna manera todo el combustible que necesitan durante la hibernación en el tejido graso, no en el hígado ni el músculo, lugares comunes para la acumulación de grasa en otros animales con obesidad.

   Los resultados ponen de relieve la compleja relación entre la obesidad y la diabetes. "Nuestros resultados se suman, de forma clara y convincente, a un paradigma emergente donde la diabetes y la obesidad, en contraste con la noción prevaleciente de que los dos siempre van de la mano, pueden existir de forma natural en los extremos opuestos del espectro metabólico", añade Corbit.

   "Aunque se debe tener cuidado a la hora de extrapolar los hallazgos preclínicos al cuidado de pacientes en particular, creemos que estos y otros datos apoyan un enfoque más amplio y tal vez holístico para el cuidado de los pacientes con diabetes y/u obesidad", resalta.

   Según Corbit, los mecanismos celulares que conducen a la obesidad en algunos pacientes pueden ser en realidad los mismos mecanismos que podrían protegerles de la diabetes y los mecanismos que provocan la diabetes en otras personas también pueden ser lo que los protege de convertirse en obesos.

   Por ejemplo, los seres humanos con menos PTEN tienen una naturaleza similar a la del oso: son exquisitamente sensibles a la insulina aunque sean obesos. "En el futuro, esta comprensión más sofisticada de la relación entre la diabetes y la obesidad debe permitir a los investigadores no sólo desarrollar terapias dirigidas a estos mecanismos sino también identificar a los pacientes idóneos a los que dirigir estos tratamientos".