La tasa mundial de mortalidad de menores de 5 años ha descendido un 51% desde el año 2000
MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
La mortalidad infantil mundial alcanzó un mínimo histórico en 2022 aunque, a pesar de los progresos, se estima que 4,9 millones de niños murieron antes de cumplir cinco años en algún lugar del mundo, es decir, una muerte cada seis segundos, según las últimas estimaciones publicadas hoy por el Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil (IGME de la ONU).
"Detrás de estas cifras se esconden las historias de matronas y personal sanitario cualificado que ayudan a las madres a dar a luz a sus recién nacidos de forma segura, trabajadores sanitarios que vacunan y protegen a los niños contra enfermedades mortales y trabajadores sanitarios comunitarios que realizan visitas a domicilio para apoyar a las familias y garantizar el apoyo sanitario y nutricional adecuado para los niños", ha declarado la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell.
El informe revela que hoy sobreviven más niños que nunca, y que la tasa mundial de mortalidad de menores de cinco años ha descendido un 51 por ciento desde el año 2000. Varios países de renta baja y media-baja han superado este descenso, lo que demuestra que es posible progresar cuando se asignan recursos suficientes a la atención primaria de salud, incluida la salud y el bienestar infantil. Por ejemplo, los resultados muestran que Camboya, Malawi, Mongolia y Ruanda han reducido la mortalidad de menores de cinco años en más de un 75 por ciento desde el año 2000.
Pero las conclusiones también muestran que, a pesar de estos avances, todavía queda un largo camino por recorrer para acabar con todas las muertes evitables de niños y jóvenes. Además de los 4,9 millones de vidas que se perdieron antes de los cinco años en el año 2022 -casi la mitad de los cuales eran recién nacidos-, también murieron otros 2,1 millones de niños y jóvenes de entre 5 y 24 años. La mayoría de estas muertes se concentraron en el África subsahariana y Asia meridional.
Esta trágica pérdida de vidas se debe principalmente a causas prevenibles o tratables, como los partos prematuros, las complicaciones en torno al momento del nacimiento, la neumonía, la diarrea y el paludismo. Muchas vidas podrían haberse salvado con un mejor acceso a una Atención Primaria de salud de alta calidad, que incluyera intervenciones esenciales y de bajo coste, como la vacunación, la disponibilidad de personal sanitario cualificado en el momento del parto, el apoyo a la lactancia materna temprana y continuada, y el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades infantiles.
"Aunque se han producido avances positivos, cada año millones de familias siguen sufriendo la devastadora angustia de perder un hijo, a menudo en los primeros días de vida", ha dicho el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus. "El lugar donde nace un niño no debe determinar si vive o muere. Es fundamental mejorar el acceso a servicios sanitarios de calidad para todas las mujeres y todos los niños, incluso en situaciones de emergencia y en zonas remotas", ha añadido.
Mejorar el acceso a servicios sanitarios de calidad y salvar vidas infantiles de muertes evitables exige invertir en educación, empleo y condiciones laborales dignas para los trabajadores sanitarios que prestan atención primaria de salud, incluidos los trabajadores sanitarios comunitarios.
Como miembros de confianza de la comunidad, los trabajadores sanitarios comunitarios desempeñan un papel importante a la hora de llegar a los niños y las familias de todas las comunidades con servicios sanitarios que salvan vidas, como vacunaciones, pruebas y medicamentos para enfermedades mortales pero tratables y apoyo nutricional. Deben estar integrados en los sistemas de atención primaria de salud y recibir una remuneración justa, una buena formación y los medios necesarios para prestar una atención de la máxima calidad.
Los estudios demuestran que la mortalidad infantil en los países de mayor riesgo podría disminuir sustancialmente si las intervenciones de supervivencia infantil basadas en la comunidad pudieran llegar a quienes las necesitan. Este paquete de intervenciones por sí solo salvaría a millones de niños y ofrecería una atención más cercana a los hogares.
Por tanto, la gestión integrada de las enfermedades infantiles -especialmente las principales causas de muerte posneonatal, infecciones respiratorias agudas, diarrea y paludismo- es necesaria para mejorar la salud y la supervivencia infantiles.
"El informe de este año es un hito importante que demuestra que menos niños mueren antes de cumplir los cinco años, Pero esto no es suficiente. Necesitamos acelerar el progreso con más inversiones, colaboración y concentración para acabar con las muertes infantiles evitables y cumplir nuestro compromiso mundial. Se lo debemos a todos los niños para garantizar que tienen acceso a la misma atención sanitaria y a las mismas oportunidades, independientemente de dónde hayan nacido", ha afirmado el director Mundial de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial y Director del Fondo Mundial de Financiación para la Mujer, la Infancia y la Adolescencia, Juan Pablo Uribe.
Aunque las cifras mundiales muestran signos positivos de progreso, también hay amenazas y desigualdades sustanciales que ponen en peligro la supervivencia infantil en muchas partes del mundo. Estas amenazas incluyen el aumento de la desigualdad y la inestabilidad económica, nuevos y prolongados conflictos, la intensificación del impacto del cambio climático y las consecuencias del COVID-19, que podrían provocar el estancamiento o incluso la inversión de los avances y la pérdida innecesaria de vidas infantiles.
Los niños nacidos en los hogares más pobres tienen el doble de probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que los niños de los hogares más ricos, mientras que los niños que viven en entornos frágiles o afectados por conflictos tienen casi el triple de probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que los niños de otros lugares.
"Las nuevas estimaciones muestran que reforzar el acceso a una atención sanitaria de alta calidad, especialmente en el momento del nacimiento, ayuda a reducir la mortalidad entre los niños menores de cinco años", ha declarado el secretario general Adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, Li Junhua.
"Aunque los hitos en la reducción de la mortalidad infantil son importantes para hacer un seguimiento de los avances, también deben recordarnos que se necesitan más esfuerzos e inversiones para reducir las desigualdades y poner fin a las muertes evitables entre los recién nacidos, los niños y los jóvenes en todo el mundo", ha añadido Li Junhua.
Al ritmo actual, 59 países no alcanzarán la meta de mortalidad de menores de cinco años de los ODS, y 64 países no alcanzarán la meta de mortalidad neonatal. Esto significa que unos 35 millones de niños morirán antes de cumplir los cinco años de aquí a 2030, un número de muertes que recaerá en gran medida sobre las familias del África subsahariana y Asia meridional o de los países de renta baja y media-baja.
El informe también señala grandes lagunas en los datos, sobre todo en África subsahariana y Asia meridional, donde la carga de mortalidad es elevada.