SEVILLA 12 Abr. (EUROPA PRESS) -
Especialistas reunidos en el X Congreso Nacional de la Sociedad Española del Dolor (SED) y la XI Reunión Iberoamericana del Dolor han abordado este viernes la relación causa-efecto existente la obesidad y el dolor crónico, tras constatar que cuanto mayor es el índice de masa corporal (IMC) mayor es la intensidad del dolor, muy especialmente si se trata de dolor articular o de espalada, aseguran los especialistas.
Durante la mesa de debate 'La obesidad como causa emergente de patología dolorosa', los especialistas han puesto de manifiesto que el dolor provoca sedentarismo que, a su vez, desencadena en la pérdida de masa muscular activa, provocando mayor obesidad.
Así, han aludido a un estudio de 2012 en el que se revela que el 26 por ciento de los niños españoles sufren sobrepeso y el 13 por ciento obesidad, siendo estos indicadores factores de riesgo para sufrir dolor crónico.
El dolor más frecuente entre los niños obesos es el dolor primario (el que no tiene una patología orgánica que lo justifique) de cabeza, piernas o abdominal. En cuanto al dolor crónico secundario, éste se localiza en diferentes partes del cuerpo, rodillas, tobillos, más común en niñas que en niños, espalda, dolor abdominal provocado por reflujo gastroesofágico y migrañas.
Según los especialistas, ambas patologías pueden asociarse con un perfil psicológico determinado que suele presentar, como en el caso de los adultos, vulnerabilidad a la ansiedad o la depresión.
SINERGIA ANALGÉSICA
"El éxito en la combinación de analgésicos depende de la relación de dosis adecuada y de la correcta interacción entre los mecanismos fisiopatológicos del dolor y el mecanismo de acción de los agentes implicados en la asociación", destaca el profesor Cecilio Álamo, catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares, durante su intervención en el mesa 'La seguridad como elemento clave en el tratamiento del dolor'.
Para este experto una correcta sinergia analgésica "puede aumentar el espectro para actuar sobre tipos diferentes de dolores y potenciar la eficacia del tratamiento, además de mejorar la tolerabilidad y la seguridad, y evitar interacciones perjudiciales", afirma.
Además, sostiene que las combinaciones a dosis fijas suponen una mayor comodidad para el paciente y mejoran su cumplimiento terapéutico". Por su parte, el doctor Juan José Pérez Lázaro, de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), ha presentado los datos de un informe nacional de seguridad en las unidades de dolor donde el 45,4 por ciento de los efectos adversos más frecuentes están relacionados con la medicación.
Las técnicas invaginas constituyen el segundo escalón, con un 32,7 por ciento, y el tercero tiene que ver con la organización de los procesos asistenciales. "Como opciones preventivas se deben considerar las mejoras en la organización asistencial, una práctica clínica adecuada, actividades formativas, protocolos de los procedimientos y una información específica dirigida al paciente, así como un listado de comprobación", ha explicado.