MADRID, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
A finales de 2016 había aproximadamente 36,7 millones de personas infectadas por el VIH en el mundo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud que, este viernes con motivo del Día Mundial Contra el Sida, alerta de que la epidemia podría superar los 40 millones de afectados.
Mientras, entre 1,6 y 2,1 millón de personas podrían haberse infectado recientemente con el VIH y, al menos, un millón de personas murieron en el último año a causa de enfermedades relacionadas con el sida, este último es el dato que menos ha variado en los últimos 12 meses.
Desde la organización se recuerda que hay grupos poblacionales que merecen especial atención por correr un mayor riesgo de infección por el VIH, con independencia del tipo de epidemia y de la situación local. En ese caso, se refiere a los hombres que tienen relaciones homosexuales, los consumidores de drogas inyectables, los presos y personas que están recluidas en otros entornos, los trabajadores sexuales y sus clientes, y los transexuales.
Durante su discurso, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, ha recordado que "a medida que la epidemia del VIH ha evolucionado a lo largo de los años, han sido las comunidades y personas más vulnerables y marginadas las que se han visto afectadas de manera desproporcionada".
A su juicio, se ha "logrado mucho en los últimos 30 años", de hecho hoy 21 millones de personas están recibiendo terapia antirretroviral que les permite vivir vidas plenas y productivas. "Cada día, menos personas se infectan con el VIH y menos personas mueren. Pero estos éxitos están ocultando las muchas disparidades y desafíos que persisten", ha lamentado.
"¿Por qué a los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, profesionales del sexo, personas transgénero, personas que se inyectan drogas y prisioneros, que representan el 40% de las nuevas infecciones por VIH en 2016, se les siguen negando los servicios de salud más básicos?", se ha preguntado Ghebreyesus.
El nuevo director de la organización internacional ha pedido a los Estados miembros que se facilite una cobertura universal, indispensable para eliminar "el sida y la hepatitis viral como amenazas para la salud pública".
"Los servicios de salud deben adaptarse para alcanzar y satisfacer las necesidades de las poblaciones más expuestas y afectadas, y esto incluye implementar una política de "tolerancia cero" para el estigma y la discriminación en todos los servicios de salud, y comprometer plenamente a las comunidades como socios iguales e imprescindibles en el respuesta", ha dicho tajante.
También significa que la aceptabilidad y la calidad de los servicios deben ser altas, asegurando que las personas se mantengan bajo cuidado y logren los mejores resultados posibles de prevención y tratamiento.
La OMS lleva años demandado una cobertura universal de salud, es decir que todas las personas tienen acceso a los servicios que necesitan, donde sea que vivan, sin enfrentar dificultades financieras. Las personas en riesgo y que viven con el VIH generalmente tienen múltiples necesidades de salud, que van más allá de la necesidad de acceder a condones, agujas estériles o terapia antirretroviral.
Una respuesta eficaz al VIH abarca la atención integrada centrada en las personas, en la que se abordan las necesidades de salud completas de las personas y las comunidades, no solo las relacionadas con el VIH. Los países nos muestran cómo se integran las intervenciones y los servicios de VIH en programas de salud más amplios, cómo se relacionan efectivamente con otros servicios, como los de tuberculosis, hepatitis viral, salud sexual y reproductiva, enfermedades no transmisibles y trastornos por consumo de sustancias. Al hacerlo, los sistemas de salud se están fortaleciendo y las personas que viven con el VIH están alcanzando su pleno potencial de salud.
"Proporcionar los servicios de salud adecuados a quienes los necesitan, en sí mismo, no es suficiente. Si queremos lograr la equidad, alcanzar la cobertura universal de salud y garantizar el derecho a la salud para todos, debemos trabajar más allá del sistema de salud. El entorno político y social más amplio sigue desempeñando un papel fundamental en la configuración de las epidemias de VIH y en la facilitación u obstaculización de respuestas efectivas. El principio de "todos cuentan" debe estar consagrado en políticas, leyes y prácticas que abarquen todos los sectores pertinentes, adoptando un enfoque de todo el gobierno", ha concluido.