MADRID, 20 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado el primer informe mundial sobre el estado de salud de las personas refugiadas o inmigrantes, según ha anunciado en rueda de prensa el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Una de cada ocho personas es refugiado o inmigrante, si bien se calcula que la cifra aumente debido al incremento de los conflictos a nivel mundial, el cambio climático o las emergencias de salud públicas emergentes como, por ejemplo, la ocurrida con el coronavirus.
En este sentido, el informe alerta de que estas personas viven en una situación de vulnerabilidad y tienen una peor salud que la población de sus países de acogida, sobre todo cuando sus condiciones de vida y de trabajo son deficientes.
"Estas personas tienen derecho a recibir los estándares más altos de atención médica, si bien sus necesidades sanitarias muchas veces están siendo desatendidas por los países en los que se encuentran o porque ellos mismos tienen miedo a pedir ayuda y ser detenidos o deportados", ha detallado Tedros.
Se trata de una situación que, a juicio de la OMS, tiene "nefastas consecuencias" y va a dificultar que se alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud de estos grupos poblacionales. Y es que, aunque "muchos" países cuentan con servicios sanitarios para atender a esta población, en "muchas ocasiones" el funcionamiento "no es efectivo" y la asistencia no se presta de manera "eficaz".
"Este informe es una alerta ya que evidencia grandes diferencias en la salud de la población general y de la de los refugiados o inmigrantes, así como una brecha de conocimiento dado que están ausentes en las encuestas globales de salud pública", ha detallado el dirigente del organismo de Naciones Unidas.
En concreto, y basándose en una revisión de bibliografía procedente de todo el mundo, el trabajo demuestra que la salud de los refugiados e inmigrantes no es en principio inferior que la de las poblaciones de acogida, sino que el empeoramiento de su salud se debe más bien a las repercusiones de varios factores, como las deficiencias en educación, ingresos, vivienda y acceso a los servicios, los cuales se ven agravados por las barreras lingüísticas, culturales, jurídicas y de otra índole y por la interconexión de todos estos factores a lo largo de la vida.
Además, reafirma que la experiencia de la migración y el desplazamiento determina en gran medida la salud y el bienestar de las personas, sobre todo cuando se combina con otros factores. Por ejemplo, en un reciente metaanálisis que incluyó a más de 17 millones de participantes procedentes de 16 países de cinco regiones de la OMS se constató que, en comparación con sus homólogos no inmigrantes, los trabajadores inmigrantes utilizaban menos los servicios de salud y corrían más riesgo de sufrir accidentes laborales.
MAYOR RIESGO DE ACCIDENTES LABORALES
Asimismo, los datos indican que muchos de los 169 millones de trabajadores inmigrantes que hay en el mundo desempeñan trabajos sucios, peligrosos y exigentes y tienen un mayor riesgo de sufrir accidentes laborales, lesiones y problemas de salud relacionados con el trabajo que los trabajadores locales. Esta situación se ve agravada por el hecho de que, a menudo, tienen poco acceso a los servicios de salud.
Por otro lado, el informe pone de manifiesto "importantes carencias" en los datos y los sistemas de información sobre la salud de los refugiados y inmigrantes, si bien hay una gran cantidad de datos y pruebas, estos están fragmentados y no permiten hacer comparaciones entre países y a lo largo del tiempo.
En algunos casos, los datos de los grupos que se desplazan se pueden separar del resto en los conjuntos de datos mundiales que se utilizan para hacer un seguimiento de los ODS, pero en las estadísticas sobre migración no suelen mostrar datos sanitarios y en las estadísticas sobre la salud no suele haber datos sobre los parámetros relativos a la situación migratoria. "Todo ello dificulta la observación y el seguimiento de los progresos realizados en relación con las metas de los ODS relativas a la salud de los refugiados y inmigrantes", señala el organismo en el trabajo.
No obstante, el informe también muestra ejemplos de buenas prácticas, por lo que el director general de la OMS ha esperado que los gobiernos lo utilicen para implantar medidas basadas en la evidencia y, por ende, mejoren la salud de los refugiados e inmigrantes.
"La situación migratoria no debe ser motivo de discriminación, sino un elemento fundamental para elaborar políticas sobre las que desarrollar y reforzar la atención de salud y la protección social y económica. Tenemos que reorientar los sistemas de salud actuales para que integren e incluyan a los refugiados y inmigrantes, basándonos en los principios de la atención primaria y la cobertura sanitaria universal", ha añadido el director del Programa de Salud y Migraciones de la OMS, Santino Severoni.
Al mismo tiempo, en el informe se subrayan las "enormes contribuciones" que los trabajadores refugiados y inmigrantes del sector de la salud realizan en la primera línea de respuesta a la COVID-19. "Si se establecen sistemas de salud inclusivos que respeten el principio del derecho a la salud para todos y la cobertura sanitaria universal, se podrá detectar rápidamente a las personas que necesiten estos servicios y prestarles ayuda antes de que muchos problemas se agraven. La solidez de los sistemas de salud depende de su eslabón más débil, y la inclusión de los refugiados y inmigrantes es una inversión que merece la pena realizar para contribuir al desarrollo y el bienestar de las sociedades de todo el mundo", ha zanjado la OMS.