MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Podemos pagar ahora o pagar mucho más después. Esta es la conclusión de un nuevo estudio, publicado en la revista científica 'Science Advances', que compara los costes de prevenir una pandemia con los de controlarla.
"Resulta que la prevención es realmente la mejor medicina. Calculamos que podríamos reducir en gran medida la probabilidad de otra pandemia invirtiendo tan sólo 1/20 de las pérdidas sufridas hasta ahora por la COVID-19 en medidas de conservación diseñadas para ayudar a detener la propagación de estos virus de la fauna silvestre a los humanos en primer lugar", ha resaltado uno de los líderes del estudio, Stuart Pimm, catedrático de Ecología de la Universidad de Duke (Estados Unidos).
Un lugar inteligente para empezar, según el estudio, sería invertir en programas para acabar con la deforestación tropical y el tráfico internacional de animales salvajes, detener el comercio de carne salvaje en China y mejorar la vigilancia y el control de enfermedades en animales salvajes y domésticos en todo el mundo.
La COVID-19, el SARS, el VIH, el Ébola y muchos otros virus que han surgido en el último siglo se originaron en lugares y animales salvajes antes de propagarse a los humanos, señalan los autores del estudio. Los bordes de los bosques tropicales donde los humanos han talado más del 25 por ciento de los árboles para la agricultura u otros fines son focos de estas transmisiones de virus de animales a humanos, al igual que los mercados donde se venden animales salvajes, vivos o muertos.
"La conclusión es que si no dejamos de destruir el medio ambiente y de vender especies salvajes como mascotas, carne o medicina, estas enfermedades van a seguir apareciendo. Y como demuestra esta pandemia actual, controlarlas es extraordinariamente costoso y difícil. Han pasado dos años desde que surgió la COVID-19 y la cura sigue sin funcionar. No se vacuna a suficiente gente en Estados Unidos, donde las vacunas están disponibles y podemos pagarlas, y no se destinan suficientes vacunas a otros países que no pueden pagarlas", ha resaltado Pimm.
El nuevo estudio, realizado por epidemiólogos, economistas, ecologistas y biólogos de la conservación de 21 instituciones, calcula que invirtiendo en la protección del medio ambiente y en la vigilancia de la enfermedad en su fase inicial una cantidad equivalente a tan sólo el 5 po ciento de las pérdidas económicas anuales estimadas asociadas a las muertes humanas por COVID-19, los riesgos de futuras pandemias zoonóticas podrían reducirse hasta la mitad.
De acuerdo con sus cálculos, esto podría ayudar a salvar alrededor de 1,6 millones de vidas al año y reducir los costes de mortalidad en unos 10 billones de dólares anuales. "Estamos hablando de una inversión de decenas de miles de millones de dólares al año. El gobierno tiene esa cantidad de dinero", detalla Pimm.
Una de las principales recomendaciones del nuevo estudio es utilizar parte de este dinero para formar a más veterinarios y biólogos especializados en enfermedades de la fauna salvaje.
Otra recomendación es crear una base de datos mundial de genómica de virus que podría utilizarse para localizar el origen de los nuevos patógenos emergentes con la suficiente antelación como para ralentizar o detener su propagación y, en última instancia, acelerar el desarrollo de vacunas y pruebas de diagnóstico.
"La prevención es mucho más barata que la cura. En comparación con los costes y los trastornos sociales y económicos asociados a tratar de controlar los agentes patógenos cuando ya se han propagado a los seres humanos, prevenir las epidemias antes de que estallen es la mejor ganga económica", concluye el estudio.