MADRID 14 Ago. (EUROPA PRESS) -
La Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) ha puesto en marcha un estudio que analizará si la predominancia de determinados estilos educativos por parte de los padres, como el permisivo-sobreprotector, el autoritario-punitivo y el asertivo, influyen en la aparición de psicopatologías en sus hijos, como pueden ser la ansiedad, la depresión, las alteraciones en el comportamiento, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o los trastornos de la conducta alimentaria.
La directora de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente, Azucena Díez, ha explicado que el equipo investigador que lidera este proyecto considera como hipótesis "que el estilo permisivo se asocie con más trastornos de ansiedad y depresivos para los niños". Según ha ejemplificado, si los padres sufren ansiedad, es normal que eviten que a sus hijos les pase algo y, por lo tanto, favorezcan la aparición de ansiedad o evitación de situaciones potencialmente peligrosas.
Por otra parte, ha señalado que "el estilo autoritario en la actualidad es poco común, siendo más habitual el denominado inconsistente o pseudoautoritario, que suele contribuir a la aparición de conductas desafiantes, porque reciben permanentemente amenazas que después no se cumplen".
Con este trabajo, los investigadores desean confirmar, por ejemplo, si el estilo educativo asertivo puede proteger a los niños de la aparición de las psicopatologías más prevalentes. "Los padres asertivos mantienen su jerarquía y han dicho a sus hijos claramente qué pueden y qué no pueden hacer. En esos hogares, a la vez, los hijos pueden transmitir sus puntos de vista y saben que se les escucha. Los padres mantienen siempre la autoridad dentro de la familia, pero sin caer en el autoritarismo ni en el permisivismo", ha apuntado la especialista de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente y responsable del estudio Sara Antón.
El estudio se desarrollará en las sedes de la Clínica Universidad de Navarra de Pamplona y de Madrid, y para su puesta en marcha se requiere la colaboración de familias voluntarias, cuyos miembros pueden haber recibido ya o no un diagnóstico por cualquier patología relacionada con la salud mental. Además del padre y la madre, se necesita la participación, al menos, de un hijo de entre 8 y 15 años.
Díez ha explicado que "interesa valorar posibles diferencias de estilos educativos entre el padre y la madre porque el desacuerdo genera estrés y reduce la eficacia de las medidas educativas en los hijos", así como la relación entre ambos progenitores para estudiar, por ejemplo, "qué efecto tiene que el niño piense que sus padres no se quieren, o que haya mal ambiente en casa".
De acuerdo con el resultado de los cuestionarios rellenados por las familias participantes, la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica les entregará un informe con recomendaciones basadas en las respuestas de los cuestionarios que les puedan resultar de utilidad.