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MADRID, 6 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las fiestas navideñas suelen dejar paso al posterior periodo de rebajas y descuentos en la mayoría de tiendas y grandes almacenes, lo que puede favorecer el desarrollo de trastornos de compras compulsivas de productos que "en realidad no se necesitan".
COMPRAS COMPULSIVAS
Así lo ha asegurado el vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), José Antonio López Rodríguez, en declaraciones a Europa Press, reconociendo también que son periodos en los que es más difícil de detectar el problema porque "hay una cierta justificación" de algunas compras por el propio periodo de rebajas y "una mayor tolerancia" por parte de los familiares.
Generalmente, estas personas tienen una dependencia y una necesidad de comprar "superior a su voluntad" que, por tanto, suele ser "incapaz de controlar". "Cualquier excusa y cualquier situación es válida, pero lo que los diferencia es que no compran porque lo necesiten, sino para dar salida a su compulsión", reconoce este experto.
El 80 por ciento de los casos se da en mujeres, muchas de ellas amas de casa de entre 40 y 60 años, que "han perdido la motivación y suelen padecer un trastorno obsesivo", asegura el vicepresidente de ASEPP, y junto a este perfil hay otros como trabajadores con alto nivel de estrés para los que comprar en rebajas se convierte en su válvula de escape, y adolescentes con un nivel socioeconómico medio-alto con dificultades de adaptación, que pueden haber sufrido trastornos de personalidad o algún episodio depresivo moderado o un trastorno de la alimentación.
No obstante, aclara López Rodríguez, la condición social no es determinante y "el hecho de tener un mayor poder adquisitivo no implica que en personas con menos posibilidades no se reproduzca este tipo de trastorno".
Para evitar caer en estas tentaciones, este experto recomienda "no justificar la compra por las rebajas, sino por la necesidad que realmente exista".
Sobre todo porque, tras el deseo irresistible previo y la tensión interna que sólo se alivia con la compra, muchos de estos pacientes pasan a un sentimiento de frustración y enfado debido a lo inútil de la compra y la insatisfacción personal por no haber sido capaz de contenerse", ha apuntado.
LOS FAMILIARES SON LOS QUE DETECTAN EL PROBLEMA
Estos episodios se pueden llegar a reproducir varios días a la semana y la personas afectadas tienden a ocultarlo a su allegados, que solo son conscientes de la situación en contadas ocasiones. De hecho, reconoce este psiquiatra, el problema del comprador compulsivo es que no va a la consulta "hasta que la familia se planta porque ha quemado la tarjeta".
Esto hace que en las consultas de Psiquiatría sólo se vean los casos más graves o los que se dan en personas con otro trastorno adicional. "En muchos casos son también trabajadores compulsivos o sufren una pérdida del control de sus impulsos en muchas áreas de su vida", según López Rodríguez.
De hecho, se estima que el 60 por ciento de los casos puede hacerse crónico, de ahí que este experto aconseje acudir al médico "en el momento en que no se puede controlar el impulso y es más fuerte que su voluntad".