MADRID, 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
La Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP) ha entregado más de 46.000 firmas ante el Ministerio de Sanidad para pedir una "moratoria" cautelar sobre este medicamento y se saque del calendario de vacunación infantil del Sistema Nacional de Salud (SNS) hasta que no haya más datos de seguridad y se haga un seguimiento más exhaustivo de todas las reacciones adversas que puedan vincularse a su uso.
"No pedimos que se deje de usar, quien quiera vacunarse que se vacune, pero que la dejen de recomendar", ha exigido la presidenta de esta entidad, Alicia Capilla, tras la reunión que ha mantenido este viernes con la directora general de Salud Pública, Elena Andradas.
Durante el encuentro han analizado los últimos datos de los casos de sospechas de reacciones adversas notificadas por profesionales sanitarios o ciudadanos e incorporados en el primer semestre de 2017 a la base de datos del Sistema Español de Farmacovigilancia de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
En concreto, entre enero y junio de este año se han incorporado un total de 63 notificaciones de sospechas de reacciones adversas en las que la vacuna frente al virus del papiloma humano (VPH) se asoció con las 167 reacciones adversas detectadas en dichas notificaciones, que se suman a las 1.179 notificaciones y 3.479 reacciones adversas recopiladas desde que comenzó a utilizarse en 2008.
Solo en el primer semestre se han liberado 340.331 dosis de la vacuna en España, por lo que Sanidad estima que la tasa de notificaciones sería de 1,85 por cada 10.000 dosis.
El 52 por ciento de las notificaciones del primer semestre se consideran graves, mientras que las reacciones adversas que se han registrado más frecuentemente son cefalea (15), mareo (9), pirexia (9) malestar general (7), parestesias (6), náuseas (5) y vómitos (5).
La AAVP pide que un panel de expertos multidisciplinar analice estas reacciones adversas y estudie si el balance beneficio-riesgo de la vacuna es favorable o no, y que mientras tanto la vacuna deje de estar recomendada en niñas de 12 años como hasta ahora.
"La farmacovigilancia no solo debe basarse en recopilar datos sino en hacer un seguimiento para que las niñas no salgan perjudicadas", según Capilla.
En 2015 la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés) revisó los datos de seguridad de la vacuna y descartó que su uso pudiera causar síndrome de dolor regional complejo o síndrome de taquicardia postural ortostática, como se sospechaba tras haberse detectado algunos casos.
MÁS RECONOCIMIENTO DE LOS EFECTOS ADVERSOS
Además, la asociación también ha reclamado un mayor reconocimiento de los efectos adversos por parte de los profesionales sanitarios, pese a que muchos aparecen detallados en la ficha técnica de la vacuna.
"Cuando una afectada sufre uno, hay una negativa sistemática a no reconocer su vinculación con la vacuna, alegando que son problemas psicológicos y estigmatizando a las vacunadas. Normalmente a los médicos les cuesta bastante que el efecto adverso se ha producido después de recibir la vacuna. No pasa nada por reconocer que es un síndrome postvacunal", según la presidenta de la AAVP.
De hecho, van a iniciar una campaña para recoger más firmas para garantizar este reconocimiento de los efectos adversos e incluso estudian iniciar acciones legales para conseguir el reconocimiento de víctima y la creación de una vigilancia efectiva.
Asimismo, la asociación también pide reforzar el consentimiento informado que reciben las pacientes antes de vacunarse, para que se hable de los beneficios pero también de los riesgos, porque "hay muchos riesgos, más allá de hinchazón o fiebre, que también están en la ficha técnica y de los que no se informa".