MADRID 5 May. (EUROPA PRESS) -
La instalación de desfibriladores automáticos en lugares públicos y establecimientos sanitarios como farmacias se ha estandarizado en los últimos años a nivel autonómico, pero sigue sin existir una normativa a nivel nacional que controle su mantenimiento, según ha alertado la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica (SEEIC) que insta al Gobierno a desarrollar un marco legal nacional sobre los desfibriladores automáticos que vigile su uso.
"Cada comunidad autónoma ha elaborado su propia legislación en este sentido pero el entramado de la implantación de desfibriladores semiautomáticos en lugares públicos no sigue un estándar nacional. Incluso, conforme a la normativa europea, son los propios ayuntamientos los que pueden crear estos espacios saludables implantando esta aparatología, pero, tan importante como la inclusión de esta tecnología en zonas muy concurridas es su mantenimiento para que su funcionamiento sea perfecto en caso de que sea necesaria su utilización", explica Jesús Lucinio Manzanares, presidente de la SEEIC.
En este sentido insisten en que tan importante es la inclusión de esta tecnología en zonas muy concurridas como su mantenimiento para su correcto funcionamiento, así como prestar atención en la revisión de su implantación, sobre todo cuando los contratos de mantenimiento en estas zonas no se renuevan debido a la actual coyuntura económica.
A juicio del presidente de esta sociedad científica, "son los centros de evaluación de tecnologías los que deberían revisar esta implantación". "Esta aparatología está siendo ubicada en lugares públicos como aeropuertos, pero hay que tener especial cuidado a la hora de revisar esta implantación, sobre todo cuando los contratos de mantenimiento en estos lugares no se renuevan debido a la actual coyuntura económica", añade.
Los desfibriladores automáticos disponen de una batería y electrodos que tienen fecha de caducidad y por lo tanto, cada determinado tiempo, según indique el fabricante, deben cambiarse; además en algunos dispositivos es necesario hacer descargas para comprobar que la potencia es la adecuada y también es necesario revisar la caducidad del gel que incluyen los electrodos.
Asimismo, sostienen que es necesario diferenciar este tipo de aparatos de los desfibriladores convencionales que utiliza el personal asistencial, y en los que es el especialista quien decide el tipo de descarga e intensidad.