MADRID, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
El tratamiento anticoagulante a dosis altas puede reducir la tasa de muerte en un 30 por ciento y la necesidad de intubación en un 25 por ciento en hospitalizados por COVID-19 que no están en estado crítico, según los resultados del ensayo internacional 'FREEDOM', dirigido por el director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), presidente de Mount Sinai Heart y médico jefe del Hospital Mount Sinai en Nueva York (Estados Unidos), Valentín Fuster.
Este es el primer estudio que demuestra que la anticoagulación a dosis altas puede mejorar la supervivencia en esta población de pacientes, un hallazgo importante ya que las muertes por COVID-19 siguen siendo frecuentes en todo el mundo, especialmente en los países menos desarrollados.
"Hemos aprendido que muchos pacientes hospitalizados por COVID-19 con afectación pulmonar, pero que no habían sido ingresados en cuidados intensivos (UCI), se beneficiarán de una terapia con enoxaparina subcutánea a dosis altas o de apixaban oral [medicamentos anticoagulantes] para inhibir la trombosis y la progresión de la enfermedad", ha comentado el doctor Fuster.
Al inicio de la pandemia, Fuster se percató que muchos pacientes hospitalizados con COVID-19 desarrollaron altos niveles de trombos sanguíneos potencialmente mortales.
Su investigación demostró que el tratamiento con anticoagulación profiláctica (en dosis bajas) se asociaba a mejores resultados, tanto dentro como fuera de la unidad de cuidados intensivos entre los pacientes hospitalizados por COVID-19. Los investigadores observaron además que la anticoagulación terapéutica (a dosis altas) podría conducir a mejores resultados.
Por este motivo, diseñaron este ensayo aleatorizado cuyo fin era determinar el régimen y la dosis más eficaces para mejorar los resultados de los pacientes Covid-19 hospitalizados que no se encuentran en estado crítico.
Entre el 26 de agosto de 2020 y el 19 de septiembre de 2022, reclutaron a 3.398 pacientes adultos hospitalizados con COVID-19 confirmada (mediana de edad, 53 años) de 76 hospitales de 10 países, entre ellos España.
Los pacientes no estaban ingresados en la UCI ni intubados, y aproximadamente la mitad presentaba signos de COVID-19 que afectaban a sus pulmones provocándoles síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).
Los participantes fueron aleatorizados para recibir dosis de tres tipos diferentes de anticoagulantes en las 24-48 horas siguientes a su ingreso en el hospital y fueron seguidos durante 30 días.
Se trató a igual número de pacientes con cada uno de los tres regímenes farmacológicos: enoxaparina subcutánea profiláctica, enoxaparina subcutánea terapéutica y apixaban oral terapéutico. Se compararon los grupos terapéuticos combinados con el grupo profiláctico.
El criterio de valoración primario fue una combinación de muerte, necesidad de cuidados en la UCI, tromboembolia sistémica o ictus isquémico a los 30 días.
Aunque dicho criterio no se redujo significativamente entre los grupos, la mortalidad a 30 días fue menor en los pacientes tratados con anticoagulación terapéutica (dosis alta) que en los tratados con el régimen profiláctico (dosis baja).
Así, el 7 por ciento de los pacientes tratados con anticoagulación profiláctica falleció a los 30 días, frente al 4,9 por ciento del otro grupo, lo que supone una reducción global del 30 por ciento.
En cuanto a la necesidad de intubaciones, también se redujo en el grupo terapéutico: un 6,4 por ciento de los pacientes fueron intubados en un plazo de 30 días, frente al 8,4 por ciento del grupo profiláctico, lo que supone una reducción del 25 por ciento.
El estudio demostró que la anticoagulación terapéutica era especialmente beneficiosa para los pacientes con SDRA. Entre los pacientes con SDRA en el momento del ingreso hospitalario, el 12,3 por ciento del grupo de anticoagulación profiláctica falleció en un plazo de 30 días, frente al 7,9 por ciento del grupo de anticoagulación terapéutica.
Todos los grupos presentaron bajas tasas de hemorragia y no hubo diferencias entre los dos anticoagulantes terapéuticos en cuanto a seguridad y eficacia.
"La información es importante para el manejo de los pacientes con COVID-19 que están lo suficientemente enfermos como para requerir hospitalización, pero no tanto como para necesitar tratamiento en UCI. En este grupo de pacientes con evidencia radiológica de SDRA, la anticoagulación a dosis terapéuticas previene la progresión de la enfermedad, especialmente la necesidad de intubación, y salva vidas. Esto es especialmente relevante, ya que el Covid-19 no va a desaparecer. En EEUU., el número actual de muertes diarias, aunque mucho menor que en el punto álgido de la pandemia, es el doble que hace tan sólo un año. Y en otros países el Covid-19 está haciendo estragos", ha detallado el coinvestigador principal del estudio Gregg W. Stone.
Los resultados se han presentado este lunes durante las Sesiones Científicas del Colegio Americano de Cardiología que se celebra junto con el Congreso Mundial de Cardiología en Nueva Orleans (Estados Unidos) y se han publicado simultáneamente en la revista científica 'The Journal of the American College of Cardiology'.