MADRID, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
Cerca del 60 por ciento de los pacientes con insuficiencia cardiaca tienen cinco o más enfermedades crónicas asociadas, según ha recordado la Sección de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) con motivo de su reunión anual en Málaga del 13 al 15 de junio, en un encuentro en el que cardiólogos de toda España repasarán las últimas novedades en torno a esta enfermedad.
Los cardiólogos señalan que dentro de las comorbilidades cardiovasculares más frecuentes asociadas a la insuficiencia cardiaca se encuentran la fibrilación auricular, la hipertensión y la cardiopatía isquémica; mientras que entre las comorbilidades no cardiovasculares más frecuentes destacan la anemia, el cáncer, la enfermedad renal crónica, la diabetes, el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la depresión y la demencia, entre otras.
"La adecuada detección y manejo de las comorbilidades en insuficiencia cardiaca es importante no solo por su frecuencia, sino porque están implicadas en el propio desarrollo de la enfermedad, pudiendo contribuir a su progresión y al empeoramiento del pronóstico llegando incluso a aumentar el riesgo de hospitalización, los días de estancia hospitalaria y la mortalidad de estos pacientes", explica la doctora Carolina Ortiz.
La insuficiencia cardiaca terminal se caracteriza por un deterioro funcional progresivo, tanto físico como mental, y la dependencia para la mayoría de actividades diarias. Así, esta experta considera que la correcta atención médica a pacientes con insuficiencia cardiaca terminal y sus familiares se convierte "en todo un reto". "A pesar de la alta letalidad y el pronóstico de la enfermedad, los cardiólogos y, en general, los profesionales que manejamos a estos pacientes no estamos lo suficientemente concienciados con la necesidad de integrar los cuidados paliativos en esta fase", comenta.
"Los cuidados paliativos están poco desarrollados en el manejo de las cardiopatías probablemente porque la predicción exacta del momento de la muerte en las enfermedades cardiovasculares, y en la insuficiencia cardiaca en particular, es más difícil de determinar que en otras patologías. Tres de cada cinco pacientes que mueren en servicios de cardiología se consideraron no reanimables, tomando frecuentemente esta decisión después de un procedimiento agresivo, con una posterior infrautilización de medidas paliativas. Solo el 44 por ciento de los pacientes recibieron mórficos y solo el 4,4 por ciento asistencia espiritual", recuerda la experta.
En este sentido, cree que la integración de los cuidados paliativos es "aún una asignatura pendiente en el abordaje del paciente con insuficiencia cardiaca terminal". "Los profesionales debemos esforzarnos y ofrecer estos cuidados a nuestros pacientes, no solo en la fase terminal de la enfermedad, sino en momentos más precoces con el objetivo de mejorar la calidad de vida, controlar los síntomas y aplicar una estrategia de manejo global que considere el bienestar físico, mental, emocional y espiritual de los pacientes", concluye.