MADRID 8 Abr. (EUROPA PRESS) -
El director médico de Sanitas Mayores, el doctor David Curto, asegura que, dado que el Parkinson es una "afección neurodegenerativa progresiva, actuar en las etapas iniciales suele ralentizar su avance y mejorar la calidad de vida de los pacientes".
El Parkinson se manifiesta por la triada clínica de temblor, rigidez y dificultad de movimientos. Sin embargo, en su evolución pueden aparecer síntomas más amplios como enlentecimiento en el pensamiento, depresión y trastornos comportamentales, dificultades en la deglución, trastornos del sueño, problemas olfatorios, alteraciones esfinterianas o apatía y astenia.
"Desde el punto de vista de los sanitarios, es necesario saber cómo ayudar y apoyar a quienes la sufren. Cuando afecta a la población mayor, la prioridad es potenciar su bienestar mediante una atención sanitaria integral que se adapte a las necesidades de cada paciente, teniendo en cuenta siempre el avance de la enfermedad", señala el experto.
Por su parte, uno de los miembros del equipo especializado de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, el doctor Ventura Anciones, señala que "inicialmente, el manejo del Parkinson es más sencillo, con distintos fármacos que se toman vía oral o transcutánea".
Sin embargo, comenta que "conforme se produce la pérdida de neuronas dopaminérgicas el control se hace cada vez más desafiante, debido a que ya no basta con administrar de forma pulsada la dopamina y esto conlleva efectos secundarios en muchas ocasiones discapacitantes".
ESTIMULACIÓN CEREBRAL Y TERAPIAS CON BOMBAS DE INFUSIÓN
En este punto, dependiendo de la edad y las características del paciente, esta Unidad de Trastornos del Movimiento dispone de varias alternativas: estimulación cerebral profunda y terapias con bombas de infusión.
La primera trata de una intervención quirúrgica en la que se introducen unos electrodos en el cerebro, estimulando en la mayoría de las ocasiones una región profunda llamada núcleo subtalámico. Con esto se consigue simular la estimulación dopaminérgica del cerebro, mejorando los síntomas como la rigidez o el temblor de forma continuada.
Por otro lado, las terapias con bombas de infusión se basan en la administración de distintos fármacos de forma continuada, bien a través del tejido celular subcutáneo (de forma similar a las bombas de insulina), o bien directamente a través del intestino mediante una pequeña intervención.
"Sin olvidar nunca que el paciente es un ser holístico, el eje de nuestro quehacer, al que aplicamos estas alternativas terapéuticas que van aumentando en complejidad a medida que la enfermedad progresa, adaptándolas a las necesidades particulares de los pacientes y siempre teniendo en cuenta la mejor opción posible", finaliza el doctor Anciones.