MADRID, 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
La mayoría de los anestesiólogos y especialistas en cuidados intensivos europeos creen que la capacidad de las unidades de cuidados intensivos (UCI) debería compartirse entre los países durante las emergencias internacionales, como la pandemia de COVID-19, permitiendo que aquellos con exceso de capacidad ayuden a los que se ven desbordados en un momento determinado.
Durante la primera ola de la pandemia, países como Alemania, que experimentaron una carga de casos relativamente baja y que también tienen un mayor número de camas en la UCI por persona, pudieron ayudar a otras naciones europeas que estaban temporal o continuamente abrumadas por un exceso de casos.
El estudio, publicado en la revista científica 'European Journal of Anaesthesiology', la revista oficial de la Sociedad Europea de Anestesiología y Cuidados Intensivos (ESAIC, por sus siglas en inglés), ha realizado una encuesta a los órganos representativos de la ESAIC, en la que participaron importantes líderes de opinión nacionales experimentados, anestesiólogos e intensivistas, a través de las fronteras europeas.
Se recibieron 74 respuestas de 42 países que representaban a la ESAIC. La mayoría de los 74 encuestados (84%) indicaron que en el momento de la encuesta, realizada durante la primera ola en abril, se disponía de recursos para COVID-19. De los representantes de los órganos rectores de la ESAIC, el 59 por ciento estaba a favor de una asignación del exceso de capacidad de cuidados críticos: de éstos, dos tercios (69%) deseaban ponerlos a disposición de los pacientes de otros países, mientras que un tercio (31%) prefería mantener los recursos disponibles para la población local de ese país.
En cuanto al tipo de distribución de los recursos, el 35,3 por ciento prefería poner a disposición los cuidados críticos, el 32,4 por ciento estaba a favor de la asignación de equipo médico y el 32,4 por ciento deseaba apoyar ambas opciones. Es decir, unos dos tercios estaban a favor de poner los cuidados críticos a disposición de otros países. En total, de todos los miembros consultados de la ESAIC, alrededor del 60 por ciento estaba a favor de la puesta en marcha de una institución europea centralizada para distribuir esos recursos.
"Las estrategias para gestionar la capacidad de los cuidados críticos durante la pandemia de COVID-19 pueden ser política y éticamente controvertidas. Plantean enormes desafíos tanto para los médicos como para los políticos. Dado que el número de camas en cuidados críticos varía considerablemente entre los países de Europa, una plataforma internacional que ofrezca un diálogo sobre los recursos gratuitos, disponibles y restringidos debería facilitar la planificación y el uso de los recursos de cuidados críticos en el futuro", señalan los autores.
Así, apuntan que que la devastadora experiencia de Italia, y de otros países desde entonces, ha demostrado claramente las limitaciones que pueden existir a nivel nacional, a pesar de los grandes esfuerzos de todos los países por gestionar eficazmente una nueva pandemia.
"Europa necesita una herramienta que ajuste la oferta y la demanda de camas en la UCI para los pacientes de COVID-19 de la población local, en función de las tasas de infección y la duración de la estancia. Cuando la demanda supere a la oferta, los pacientes deberían ser reasignados a nivel internacional en estrecha colaboración con las especialidades responsables de tratar a los pacientes con COVID-19 que son ciudadanos de la Unión Europea. Esto sería organizado de manera adecuada por una institución política y médica apropiada para ser implementado en caso de futuras crisis que requieran un tratamiento médico más allá de la capacidad disponible localmente", resumen.