MADRID, 26 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las personas que percibieron que tenían dificultades cognitivas, como problemas de memoria, durante el COVID eran más propensas a tener manifestaciones físicas persistentes de la enfermedad que las personas que no informaron de problemas cognitivos, sugiere una nueva investigación de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, y publicada en la revista 'JAMA Network Open'.
Más de una de cada tres personas que experimentaron síntomas prolongados de COVID percibieron tales déficits cognitivos, que se ha descubierto que están relacionados con la ansiedad y la depresión.
Los hallazgos indican que problemas psicológicos como la ansiedad o los trastornos depresivos pueden desempeñar un papel en algunas personas que experimentan COVID prolongado, conocido técnicamente como estado post-COVID-19.
"Esta percepción de déficits cognitivos sugiere que las cuestiones afectivas, en este caso la ansiedad y la depresión, parecen trasladarse al periodo COVID largo", afirma el doctor Neil Wenger, autor principal y profesor de medicina en la división de medicina interna general e investigación de servicios sanitarios de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA.
"Esto no quiere decir que el COVID prolongado esté todo en la cabeza --puntualiza--, sino que es probable que no se trate de una afección única y que para cierta proporción de pacientes exista probablemente un componente de ansiedad o depresión exacerbado por la enfermedad".
La COVID prolongada se describe como la experimentación de síntomas persistentes de la enfermedad más de cuatro semanas después de la infección inicial. El objetivo de los investigadores era determinar si existía una relación entre las dificultades cognitivas percibidas por sus pacientes durante la enfermedad COVID aguda y la posterior manifestación física de la COVID prolongada.
Los investigadores encuestaron a 766 pacientes inscritos en el Programa Ambulatorio SARS-CoV-2 de la UCLA que habían confirmado una infección sintomática por COVID y habían sido hospitalizados en la UCLA o en uno de los 20 centros sanitarios locales o habían sido remitidos al programa por un médico de atención primaria y tratados como pacientes ambulatorios.
Se encuestó a los pacientes por teléfono a los 30, 60 y 90 días del alta hospitalaria o, en el caso de los pacientes no hospitalizados, después de la fecha de un resultado positivo en la prueba de COVID para determinar si sentían que su salud había vuelto a la normalidad.
Se les preguntó si experimentaban síntomas físicos de COVID prolongado. Por ejemplo, si podían realizar actividades como correr, mover una mesa o subir un tramo de escaleras o llevar la compra, o si seguían teniendo fiebre, escalofríos, pérdida de olfato o fatiga.
También se les hicieron tres preguntas relacionadas con la función cognitiva: si tenían problemas para organizarse o concentrarse en actividades como ver la televisión o leer un libro, o si habían olvidado lo que habían hablado en una conversación telefónica durante las cuatro semanas anteriores.
Los investigadores descubrieron que 276 (36,1%) de los pacientes encuestados percibieron durante la enfermedad aguda o las semanas siguientes que tenían dificultades cognitivas. Además, estos pacientes tenían el doble de probabilidades que los que no percibían déficits cognitivos de manifestar también síntomas físicos a los 60 y 90 días.
El equipo advierten de que los resultados tienen algunas limitaciones. Entre ellas, la falta de medidas cognitivas objetivas, ya que la encuesta se basó en respuestas subjetivas sobre los déficits cognitivos. Además, los investigadores no disponían de datos sobre la posible cognición, depresión y ansiedad de los participantes antes de la infección por COVID.
Asimismo, es posible que los hallazgos no se apliquen a otras cohortes de pacientes, dado que los participantes fueron tratados en un centro médico académico y fueron remitidos al programa porque los médicos los derivaron basándose en su creencia de que los pacientes presentaban un alto riesgo clínico de déficit cognitivo.
Aun así, los hallazgos "pueden ayudarnos a desentrañar el complejo constructo que es el covid prolongado --escriben los investigadores--. Estos hallazgos sugieren un componente psicológico sustancial para los síntomas duraderos del SARS-CoV-2 para al menos algunos pacientes".