MADRID, 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
Aunque se ha producido un aumento de las enfermedades relacionadas con el ictus notificadas junto al COVID-19, un nuevo estudio revela que en todo el mundo se produjo un descenso global del volumen de hospitalizaciones por ictus, de la administración de fármacos anticoagulantes (trombólisis intravenosa/IVT) y de los traslados de IVT entre centros primarios y centros integrales de ictus. Además, los centros médicos con mayores volúmenes de hospitalización por COVID-19 experimentaron descensos más pronunciados.
"Aunque la recuperación de la hospitalización por ictus se observó en los últimos meses de la pandemia, nuestro análisis de más de 254.000 hospitalizaciones por ictus en todo el mundo, encontró un descenso del 11,5 por ciento en los ingresos por ictus, un descenso del 13,2 por ciento en la trombólisis intravenosa y un descenso del 11. Un 9 por ciento menos de traslados por vía intravenosa durante los cuatro primeros meses de la pandemia, en comparación con el periodo inmediatamente anterior", explica la coautora Thanh N. Nguyen, profesora de neurología, neurocirugía y radiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (BUSM), y directora del Servicio de Neurointervenciones del Centro Médico de Boston, en Estados Unidos.
Los investigadores, que publican su trabajo en la revista 'Neurology', realizaron un estudio transversal, observacional y retrospectivo en seis continentes, 70 países y 457 centros de ictus. Descubrieron que hubo 91.373 ingresos por ictus en los cuatro meses inmediatamente anteriores, en comparación con 80.894 ingresos durante los meses de la pandemia.
Hubo 13.334 terapias IVT en los cuatro meses anteriores, en comparación con 11.570 procedimientos durante la pandemia. Los traslados de IVT entre centros se redujeron de 1.337 a 1.178.
"Estas reducciones se observaron independientemente de la carga de hospitalización de la COVID-19, del ictus prepandémico y de los volúmenes de IVT", añadie el autor principal, Raúl Nogueira, profesor de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory y director de Neurología Intervencionista/Neurorradiología del Grady.
Los investigadores también descubrieron la recuperación del volumen de hospitalización por ictus (un aumento del 9,5%) en los dos meses posteriores frente a los dos meses iniciales de la pandemia, con una mayor recuperación en los hospitales con menor volumen de hospitalización por COVID-19, en los centros de ictus de alto volumen y en los centros integrales de ictus.
Estos resultados fueron similares a los de otros informes recientes sobre los efectos colaterales de la pandemia de COVID-19 en los sistemas de atención al ictus, incluyendo estudios de China, Italia, España, Francia, Alemania, Brasil, Canadá y Estados Unidos.
Los investigadores se enteraron de que, a partir de 2020, muchos países de África todavía no tienen la capacidad de administrar trombólisis intravenosa como parte de su atención rutinaria al ictus. Los autores destacan esta disparidad en la atención mundial al ictus, dados los datos a favor de la terapia intravenosa de los estudios NINDs de hace más de 20 años.
Los investigadores esperan que las conclusiones de este estudio puedan servir de base para futuros estudios, preparación y políticas locales en caso de una segunda oleada de COVID-19 o una futura pandemia.