MADRID 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
El cerebro, a través del sistema nervioso autónomo y la liberación de mediadores en la sangre y el tubo digestivo, es capaz de modificar la microbiota y, por el otro, la microbiota, principalmente mediante la liberación de sustancias y la modulación del sistema inmunológico, condiciona el cerebro y puede influir en la conducta y desencadenar o predisponer la evolución de algunas enfermedades neurológicas, tal y como ha puesto de manifiesto el jefe del servicio de Neurología del Hospital Universitario de Basurto en Bilbao, Alfredo Rodríguez-Antigüedad.
"La microbiota tiene un papel clave en el mantenimiento de la salud y la prevención de alteraciones muy comunes en nuestros días", ha apostillado el presidente de la Asociación de Microbiología y Salud, Ramón Cisterna, durante la Reunión Anual de la Asociación de Microbiología y Salud (AMYS).
En la misma línea se ha mostrado el catedrático y jefe del Servicio de Microbiología Clínica del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, Benito Regueiro, que ha defendido que su auténtico alcance se empieza a entender ahora. "Los hallazgos recientes, como la posibilidad de transferencia genética lateral, pueden condicionar nuestros criterios de infección y/o colonización en el futuro. Se trata de un sistema tan dinámico e interactivo que necesita un análisis complejo. Sus interacciones se complican a medida que avanza el conocimiento", ha enfatizado.
DISBIOSIS BACTERIANA DE LA MICROBIOTA
Sin embargo, los expertos han avisado de la alteración o disbiosis bacteriana de la microbiota intestinal por exposición a los antimicriobianos. "Esta alteración podría estar relacionada con ciertas enfermedades crónicas que han aumentado en los últimos años, tales como obesidad, síndrome metabólico, atopia, alergia, asma, diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad celiaca, sobre la que es necesario investigar", ha recalcado la médico residente del Servicio de Microbiología Clínica y Control de Infección del Hospital Universitario de Basurto, Mikele Macho.
El desequilibrio, según esta experta, depende del tipo de antibiótico, la dosis y la duración del tratamiento. En este sentido, ha comentado que el tratamiento antimicrobiano es la base para tratar patologías infecciosas, pero el empleo indebido, en especial en edades tempranas, puede provocar cambios persistentes y consecuencias negativas a largo plazo para la salud.
"El reto se centra en identificar el microbioma y ser capaces de identificar las moléculas y metabolitos que produce en cada paciente para posteriormente aprender a modificarla y así prevenir o alterar enfermedades", ha señalado Rodríguez-Anigüedad.
Finalmente, el presidente de AMYS ha apuntado que la microbiología médica se está "esforzando" por mejorar los aspectos relacionados con el diagnóstico, tratamiento y prevención de las infecciones en general, un objetivo más cercano con la ayuda de las innovaciones tecnológicas basadas en la genómica y en la proteómica.