MADRID 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
La realización de un bypass abierto para restablecer la circulación en personas con una forma grave de arteriopatía periférica (AP), una afección que limita el flujo sanguíneo a las piernas y los pies, produjo mejores resultados en determinados pacientes en comparación con un procedimiento menos invasivo, según ha descubierto un ensayo de investigación clínica respaldado por los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos y publicado en el 'New England Journal of Medicine'.
Uno de cada 10 pacientes con arteriopatía periférica, una enfermedad en la que el flujo sanguíneo de una o ambas piernas se ve reducido por la acumulación de placa grasa en las arterias, desarrolla una forma grave de AP denominada isquemia crónica con peligro para las extremidades (ICP), una enfermedad dolorosa y debilitante que puede conducir a la amputación si no se trata. Hasta unos 22 millones de personas en todo el mundo padecen ICP que también se asocia a un mayor riesgo de infarto, ictus y muerte.
"Dado el aumento previsto del número de pacientes con isquemia crónica que amenaza las extremidades, es de vital importancia que comprendamos el impacto total de nuestras intervenciones para esta enfermedad --señala el doctor Matthew Menard, autor del estudio y profesor asociado de cirugía y codirector del programa de cirugía endovascular del Brigham and Women's Hospital de Boston (Estados Unidos)--. Estos hallazgos ayudan a ello y también pueden ayudar a los médicos y cuidadores a proporcionar la mejor atención posible a los pacientes".
Para comprender mejor la eficacia de dos tratamientos habituales de la ICP, los investigadores inscribieron a 1.830 adultos que tenían previsto someterse a una revascularización, un procedimiento utilizado para restablecer el flujo sanguíneo en sus arterias obstruidas, y que eran elegibles para ambas estrategias de tratamiento.
Una de las estrategias de tratamiento era una cirugía de bypass abierta, en la que la sangre se redirige alrededor de la arteria de la pierna bloqueada utilizando un segmento de una vena sana.
La otra estrategia era un procedimiento endovascular, realizado dentro de los vasos sanguíneos, en el que se dilata un globo y/o se coloca un stent en el segmento bloqueado de la arteria para mejorar el flujo sanguíneo.
Para comparar la estrategia quirúrgica con el enfoque endovascular menos invasivo, los investigadores asignaron aleatoriamente a los participantes a uno de los dos ensayos paralelos realizados en 150 centros médicos de Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Italia y Nueva Zelanda entre 2014 y 2021.
El primer ensayo, definido como cohorte 1, incluyó a 1.434 adultos que se consideraron los mejores candidatos para la cirugía de bypass porque tenían una cantidad adecuada de una vena óptima (la vena safena mayor de un solo segmento) preferida para el procedimiento.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente para someterse a un bypass quirúrgico o a un procedimiento endovascular. Los investigadores realizaron un seguimiento de los participantes en el ensayo durante un máximo de siete años.
El segundo ensayo, definido como cohorte 2, incluyó a 396 adultos que no eran los mejores candidatos para el bypass abierto porque no tenían una cantidad adecuada de la vena safena preferida. Se les asignó de forma aleatoria un procedimiento endovascular o un bypass en el que se utilizó un material de injerto alternativo en lugar de la vena safena. Los investigadores realizaron un seguimiento de los participantes en el ensayo durante tres años.
Al final del ensayo, los investigadores descubrieron que los participantes de la cohorte 1 que recibieron el bypass tenían un 32% menos de probabilidades de sufrir acontecimientos médicos importantes relacionados con la ITC que los que se sometieron a un procedimiento endovascular.
Este resultado se debió a una reducción del 65% en las repeticiones de cirugías o procedimientos importantes para retener el flujo sanguíneo en la parte inferior de la pierna y a una reducción del 27% en las amputaciones importantes. No se encontraron diferencias en las tasas de mortalidad entre los participantes que recibieron la cirugía de bypass y los que recibieron un procedimiento endovascular.
Los adultos de la cohorte 2 -los que no disponían de la vena óptima para el bypass- no presentaron diferencias importantes en los resultados en función de si se habían sometido a un bypass abierto o a un procedimiento endovascular.
"Nuestros resultados respaldan las funciones complementarias de estas dos estrategias de tratamiento y subrayan la necesidad de una planificación previa al procedimiento para evaluar a los pacientes e informar sobre el tratamiento seleccionado", resalta el coinvestigador principal, el doctor Alik Farber, jefe de la División de Cirugía Vascular y Endovascular del Centro Médico de Boston.
"Este estudio es un magnífico ejemplo de cómo la investigación de eficacia comparativa puede mostrarnos las intervenciones quirúrgicas más prometedoras para mejorar la calidad de vida y los resultados a largo plazo de quienes padecen los casos más graves de arteriopatía periférica", añade el director del NHLBI, el doctor Gary H. Gibbons.
Entre los síntomas más comunes de la EP se encuentran el dolor de piernas y pies, las infecciones en los pies y las llagas abiertas en la pierna y el pie que no se curan del todo. Si no se realiza un procedimiento para redirigir o abrir el flujo sanguíneo bloqueado a la parte inferior del cuerpo, aproximadamente 4 de cada 10 adultos con IPC sufren una amputación de la parte inferior de la pierna o del pie.
BEST-CLI es el mayor ensayo clínico sobre la ICP realizado hasta la fecha y se basa en investigaciones anteriores que pretenden responder a preguntas sobre los riesgos y beneficios de las estrategias de revascularización para la ICP.