MADRID, 13 Feb. (INFOSALUS) -
Es una bacteria anaerobia, es decir, que sólo crece en ambientes en los que no existe oxígeno o éste se encuentra en escasas cantidades, de la misma familia de la que causa la gangrena y produce esporas que le permiten permanecer inactiva en el intestino humano. La bacteria puede estar presente en muchos lugares, entre ellos el intestino humano y el suelo.
¿QUÉ ES LA BACTERIA CLOSTRIDIUM DIFFICILE?
Según explica a Infosalus el doctor Emilio Bouza, jefe de Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de la Comunidad de Madrid, la infección por 'Clostridium difficile' produce diarrea en gente mayor que está bajo tratamiento antibiótico pero, aunque este es el retrato robot del paciente, también puede dar lugar a enfermedad en gente joven y niños.
"Es una infección que causa una patología intestinal y que se expresa en forma de diarrea. A pesar de que el retrato robot es el del paciente anciano, un 30 por ciento de la población con 'Clostridium difficile' tiene menos de 65 años", apunta el también Catedrático de Microbiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense y uno de los pioneros en el desarrollo de estudios de investigación multicéntricos en España y en Europa.
Su estudio se lleva realizando en el hospital madrileño desde principios de los años 80 pero Bouza señala que a nivel internacional la infección por 'Clostridium difficile' comenzó a tener relevancia tras la aparición de una cepa muy agresiva en países como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido a mediados de la primera década del siglo. Se convirtió entonces en la infección más común contraída en los hospitales de este ámbito internacional dando lugar a miles de casos.
Su incidencia es de aproximadamente 5 a 10 casos por 10.000 días de estancia hospitalaria. Se estima que si cada paciente permanece una media de 10 días en el hospital se trataría de 5 a 10 casos por cada 1.000 pacientes, es decir, un caso por cada 100 pacientes ingresados. Esto da lugar a que en toda institución grande se produzcan unos 300-400 casos al año, con el consiguiente gasto económico generado.
La infección produce una prolongación de la estancia hospitalaria y puede presentarse desde formas leves y moderadas a las graves que conllevan el traslado del paciente a la unidad de vigilancia intensiva y que pueden ocasionar entre un 1%-2% de mortalidad.
TRASPLANTE FECAL Y PREVENCIÓN
La bacteria no presenta resistencia a los antibióticos a pesar de ser causante de una enfermedad nosocomial hospitalaria. Para su tratamiento se emplean antibióticos que actúan en la luz del intestino y su recurrencia puede alcanzar al 15%-20% de los pacientes.
En estos casos de múltiple recurrencia se emplea ya como tratamiento rutinario el trasplante fecal basado en la repoblación con una flora intestinal normal a través de una transmisión del contenido fecal de pacientes normales.
En la actualidad se trabajan varias líneas de medidas de prevención que junto al uso prudente de los antibióticos y los cuidados para evitar la transmisión entre pacientes apuntan a la posibilidad de emplear anticuerpos monoclonales e incluso vacunas en los grupos de riesgo.
"Es un tema preocupante por el coste y comorbilidad asociada ya que un episodio de infección por 'Clostridium difficile' cuesta entre 5.000 y 10.000 euros a una institución hospitalaria", señala Bouza, que apunta al ecosistema favorable que encuentra la bacteria no sólo en los hospitales sino también en residencias de ancianos o centros de diálisis ya que los pacientes son más frágiles y propensos a infecciones que las personas sanas.