Consejos de psicólogas sobre cómo afrontar el tema de la muerte con los niños

Las psicólogas infantiles de la Unidad de Salud Mental Infantil (USMIN-AT) del Hospital Vithas Málaga, Silvia Plaza y María Cóndor. - VITHAS MÁLAGA

MÁLAGA 29 Oct. (EUROPA PRESS) -

Las psicólogas infantiles de la Unidad de Salud Mental Infantil (USMIN-AT) del Hospital Vithas Málaga, Silvia Plaza y María Cóndor, ha recomendado que se favorezca que los niños pueda preguntar y obtener respuestas sobre la muerte y han incidido en la necesidad de transmitir la noticia cuanto antes.

Así lo han asegurado desde Vithas a través de un comunicado con motivo de la celebración del Día de todos los Santos, una fecha que gira en torno a la muerte, apostando por abordar la noticia sin esperar a que terminen los rituales de despedida y, en la medida de lo posible y según su edad, haciendo a los niños partícipes de ellos.

Según han indicado, en el caso de los niños, el momento de enfrentarse a la muerte "puede resultar traumático por lo que, al tratarse de un hecho doloroso, con frecuencia tendemos a proteger a los niños y lo hacemos intentando no mencionar la palabra", sustituyéndola por expresiones como "se ha ido", "ya está descansando", "ha viajado al más allá", etcétera.

En otras ocasiones se opta por no hablar del tema "con la intención de ahorrarles sufrimiento"; sin embargo, han apuntado, "lo único que provocamos de esta manera es confusión y entorpecemos su proceso de gestión emocional, han confirmado las especialistas.

Y es que, han explicado que al igual que los adultos, "los niños necesitan gestionar sus emociones y, por tanto, realizar su proceso de duelo cuando la situación lo requiera, por lo que es importante que como adultos conocer cómo abordar tanto preguntas, como situaciones cercanas a la muerte".

Los niños "observan y buscan momentos determinados para hacer diferentes preguntas sobre lo que escuchan o ven, sin ser necesario que pasen por una pérdida en primera persona. Generalmente, la complejidad de la pregunta va a depender del nivel de desarrollo alcanzado", recuerda Silvia Plaza.

Han indicado que entre los tres y los seis años, las preguntas son "concretas acerca de cómo son las cosas en el lugar donde está la persona que ha fallecido: ¿qué va a comer? ¿a qué hora se va a dormir? ¿cómo va a leer si no tiene gafas?"; además de cuestiones sobre su cuidado y bienestar --¿quién me va a celebrar mis cumpleaños? o ¿quién me va a hacer la comida?--.

Asimismo, muestran preocupación sobre si la muerte le puede afectar a otras personas, con preguntas como ¿tú también te vas a morir?, ¿quién me va a cuidar si os morís?.

Ya entre los seis y los nueve años las preguntas son acerca de lo que le ocurre al cuerpo cuando uno muere; ¿cómo va a comer?, ¿cómo va a beber agua?; y sobre su responsabilidad del tipo ¿crees que estará enfadado porque me he portado mal?, además de acerca de conceptos abstractos que no entienden --"¿va a bajar del cielo? ¿me estará viendo?, ¿podrá venir a mi cumpleaños?--".

También han señalado que entre los nueve y los 12 años son preguntas empáticas hacia los demás como, por ejemplo, "¿mamá estás triste? ¿cómo te puedo ayudar? o ¿cuánto tiempo vas a estar así?"; y sobre la realidad que se van a encontrar "¿iremos al mismo colegio? o ¿seguiremos yendo a nuestras actividades?".

En el caso de los preadolescentes y adolescentes las preguntas que plantean son ya parecidas a la de los adultos y van en el sentido de "¿cómo hemos podido tener tan mala suerte para que nos haya pasado esto?, ¿ha sufrido? o ¿cómo los médicos no han podido hacer nada por él/ella?".

Las expertas de la USMIN-AT del Hospital Vithas Málaga recomiendan en cuanto al momento idóneo para trasmitir a los más pequeños la noticia de un fallecimiento que "lo ideal es transmitir la noticia cuanto antes, sin esperar a que terminen los rituales de despedida, pues en la medida de lo posible y según su edad, debemos hacer a los niños partícipes de ellos".

"Impedirles que se despidan de un ser querido, ocultarles la noticia o mantenerlos al margen puede dificultar con creces su proceso de duelo", ha afirmado María Cóndor, psicóloga especializada en psicoterapia para adultos, niños y adolescentes.

Por su parte, su compañera, también especializada en trastornos de ansiedad, depresión, personalidad, trastornos de la conducta en niños y adolescentes, señala que "la noticia debe ser comunicada por el familiar más cercano (generalmente uno de los progenitores, si es posible) lo que facilitará que se exprese emocionalmente, que su miedo disminuya y que realice preguntas cuando lo necesite".

Respecto al momento y lugar, ambas especialistas coinciden en que es recomendable comunicar la noticia durante el día, de forma que no lo asocien a la noche, que no estén tan cansados y tengan un tiempo para procesarlo. Además, debe ser en un lugar íntimo y tranquilo que permita llevar a cabo una conversación calmada, sin interrupciones, donde el niño no se sienta observado ni presionado.

Por último, y no menos importante, han instado a tener en cuenta cómo se encuentra el adulto en ese momento, "puesto que si se encuentra desbordado/a es probable que el niño se asuste y el clima no sea el adecuado". "Los niños deben naturalizar la expresión de emociones pero siempre en un entorno equilibrado y calmado, que aporte seguridad y sensación de protección", ha concluido Cóndor.

RECOMENDACIONES GENERALES PARA ACOMPAÑAR EN EL DUELO A UN NIÑO

El duelo en los niños, al igual que ocurre con los adultos, se trata de un proceso dinámico a través del cual llegamos a la aceptación de la muerte. Durante el proceso hay cambios, altibajos, aparecen numerosas emociones que perduran en el tiempo (algunas más que otras) y en cada persona se desarrolla de una manera diferente.

En el caso de los más pequeños, las dos especialistas de Vithas Málaga sugieren como recomendaciones el favorecer entorno de expresión y comprensión, en el que pueda preguntar y obtener respuestas, ofreciéndole la información justa y necesaria; y la validación emocional y acompañamiento.

Mostrar comprensión hacia sus emociones y evitar frases como "no llores", "tienes que estar contenta/o" o "ya pasó"; mantener actividades rutinarias que le permitan continuar con su vida y garantizarles cuidado y seguridad son otros consejos para estos momentos.