MADRID, 3 Sep. (EUROPA PRESS) -
Una hora de ejercicio moderado o media hora de ejercicio vigoroso al día puede reducir en un 46 por ciento el riesgo de insuficiencia cardiaca, según concluyen los autores de un nuevo estudio que se publica en la revista 'Circulation: Heart Failure'.
La insuficiencia cardiaca es una patología incapacitante común que representa alrededor del 2 por ciento de los costos totales de salud en los países industrializados. El riesgo de muerte dentro de los cinco años del diagnóstico es de entre el 30 y el 50 por ciento, destacan los autores.
Los investigadores estudiaron a 39.805 personas de entre 20 a 90 años de edad sin insuficiencia cardiaca al inicio del estudio en 1997 y evaluaron su actividad total y en tiempo de ocio al comienzo del análisis, siguiéndoles para ver cómo esto se relaciona con su consiguiente riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca.
De esta forma, encontraron que cuanto más activa era una persona, menor era su riesgo de insuficiencia cardiaca. También vieron que el grupo con la mayor actividad durante su tiempo libre (más de una hora de actividad física moderada o media hora de actividad física vigorosa al día) presentaba un riesgo un 46 por ciento menor de desarrollar insuficiencia cardiaca.
La actividad física resulta igualmente beneficiosa para los hombres y las mujeres. Los que desarrollaron insuficiencia cardiaca eran mayores, de sexo masculino, con niveles más bajos de educación, un mayor índice de masa corporal (IMC) y relación cintura-cadera y antecedentes de ataques al corazón, diabetes, presión arterial alta y colesterol alto.
"No hace falta correr un maratón para obtener beneficios de la actividad física, puesto que incluso niveles muy bajos de actividad pueden tener efectos positivos", afirma Kasper Andersen, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Uppsala, en Suecia. "La actividad física disminuye los muchos factores de riesgo de enfermedades del corazón, que a su vez reducen el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca, así como otras enfermedades del corazón", destaca.
Los participantes del estudio completaron cuestionarios que incluían información sobre el estilo de vida, la actividad física, el tabaquismo y los hábitos de consumo de alcohol y el uso de medicamentos. Los investigadores analizaron su actividad física total, incluyendo las actividades relacionadas con el trabajo y las actividades de ocio.
La actividad física en el tiempo libre de los participantes de la que informaron se dividió en tres categorías: leve, en el caso de caminatas casuales; moderada, como correr o nadar; y fuerte, como deportes competitivos. El diagnóstico, las hospitalizaciones y las muertes se verificaron utilizando los registros médicos de los participantes.
"El mundo occidental promueve un estilo de vida sedentario --señala Andersen--. A menudo no existen formas alternativas de transporte saludables; en muchos edificios es difícil encontrar escaleras y la televisión y los ordenadores en casa fomentan la conducta sedentaria". "Caminar, montar en bicicleta o ir por las escaleras podría marcar una gran diferencia. Nuestra investigación sugiere que todos puedan beneficiarse de salir y moverse todos los días", agrega.
Aunque la relación entre la insuficiencia cardiaca y el ejercicio no ha sido ampliamente estudiada, los resultados del trabajo reafirman la importancia de que todos los adultos realicen actividad física y apoyan las recomendaciones de la Asociación Americana del Corazón de practicar 150 minutos de actividad física moderada a la semana. Para aquellos que necesitan reducir su presión arterial y el colesterol, estos expertos aconsejan 40 minutos entre tres y cuatro veces por semana.