MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los pacientes con COVID-19 grave que requieren ventilación mecánica tienen 16 veces más probabilidades de desarrollar taquicardia ventricular en un plazo de seis meses en comparación con aquellos sin infección grave, según una investigación presentada en EHRA 2023, un congreso científico de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC). Los riesgos de otros trastornos del ritmo cardíaco también fueron elevados.
"La probabilidad real de desarrollar taquicardia ventricular u otras arritmias tras una infección grave por COVID-19 es baja para el paciente individual, pero mucho mayor que en los que no padecen infección grave", afirma el autor del estudio, el doctor Marcus Stahlberg, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia).
El objetivo de este estudio era investigar el riesgo a largo plazo de arritmias tras el alta de una unidad de cuidados intensivos (UCI) por COVID-19 que requiere ventilación mecánica. Los investigadores utilizaron el registro sueco de UCI para identificar a todos los pacientes con COVID-19 tratados con ventilación mecánica y dados de alta vivos de una UCI entre marzo de 2020 y junio de 2021.
Cada paciente fue emparejado por edad, sexo y distrito de residencia con hasta 10 personas de la población general. Se utilizaron múltiples registros nacionales obligatorios para registrar nuevos diagnósticos de arritmias tras el alta de la UCI.
El resultado primario fue la hospitalización por taquicardia ventricular, fibrilación auricular, otras taquiarritmias o bradicardia/implantación de marcapasos.
La taquicardia ventricular es una alteración del ritmo cardiaco potencialmente mortal que se produce cuando el ventrículo late demasiado rápido para bombear correctamente, lo que hace que el organismo reciba una cantidad insuficiente de sangre oxigenada. La fibrilación auricular es un latido irregular y rápido que provoca dificultad respiratoria y aumenta el riesgo de ictus.
"Otras taquiarritmias" se refiere a un latido cardíaco rápido no causado por la fibrilación auricular. "Bradicardia o implantación de marcapasos" es un criterio de valoración combinado de frecuencia cardiaca lenta o necesidad de un marcapasos debido a frecuencia cardiaca lenta.
Los investigadores analizaron el riesgo de desarrollar cada arritmia en pacientes con COVID-19 grave, en comparación con aquellos sin COVID-19 grave.
Los análisis se ajustaron en función de factores relacionados con la probabilidad de padecer trastornos del ritmo cardiaco, como la edad, el sexo, la hipertensión arterial, la diabetes, los lípidos elevados en sangre, la enfermedad renal crónica y el nivel socioeconómico (nivel de estudios, estado civil e ingresos).
En el estudio participaron 3.023 pacientes con COVID-19 grave que recibieron ventilación mecánica en una UCI sueca y 28.463 individuos de la población general que no habían estado en una UCI con COVID-19 que requiriera ventilación mecánica (grupo de control).
La edad media de los participantes era de 62 años y el 30% eran mujeres. "La edad avanzada y el sexo masculino son dos factores de riesgo importantes para enfermar gravemente de COVID-19 y esto se reflejó en los participantes de nuestro estudio", afirma Stahlberg.
El seguimiento medio fue de nueve meses. En los pacientes con COVID-19 grave, las tasas de incidencia por 1.000 personas-año de taquicardia ventricular, fibrilación auricular, otras taquiarritmias y bradicardia/implantación de marcapasos fueron de 15,4, 78,4, 99,3 y 8,5, respectivamente. Las tasas de incidencia correspondientes en el grupo de control fueron de 0,9, 6,0, 6,7 y 0,9, respectivamente.
En comparación con el grupo de control, los pacientes con COVID-19 grave que precisaron ventilación mecánica presentaron un riesgo 16 veces mayor de taquicardia ventricular, 13 veces mayor de fibrilación auricular, 14 veces mayor de otras taquiarritmias y 9 veces mayor de bradicardia/implantación de marcapasos.
"Los pacientes con COVID-19 que necesitan ventilación mecánica suelen tener otras afecciones y añadir un trastorno del ritmo cardiaco puede empeorar su salud --añade Stahlberg--. Estos pacientes deben buscar atención médica si desarrollan palpitaciones o latidos irregulares tras el alta hospitalaria para que se les pueda evaluar por posibles arritmias".
El doctor indica que "también se ha notificado anteriormente un aumento del riesgo de arritmias tras la COVID-19 en el grueso de los pacientes con COVID-19 que no requieren tratamiento en la UCI. Junto con nuestros nuevos datos y teniendo en cuenta que en todo el mundo tenemos 650 millones de casos notificados de COVID-19 --prosigue--, los sistemas hospitalarios deberían prepararse para un aumento de los pacientes que requieren tratamiento por arritmias de nueva aparición".