MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
Mientras los líderes mundiales lidian para contener el virus Zika, la epidemia de Ébola en África Occidental ofrece valiosas lecciones sobre cómo responder a las epidemias de enfermedades infecciosas, según un informe de política publicado por investigadores de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, y el Wellcome Trust, Reino Unido.
Reconstruir las infraestructuras locales de salud, mejorar la capacidad de responder con mayor rapidez a los brotes, así como tener en cuenta múltiples perspectivas a través de distintas disciplinas durante los procesos de toma de decisiones se encuentran entre las principales recomendaciones que proponen los autores.
El informe, publicado en 'Science', afirma que la Organización Mundial de la Salud (OMS) debe volver a ser un organismo respetado de la salud mundial con un mandato claro para proporcionar el liderazgo mundial de la salud. Esto sólo puede ser posible con los compromisos de consolidación de la comunidad internacional junto con una habilidad y disposición de la OMS para dirigir, concluyen los investigadores.
Sobre la base de una conferencia internacional celebrada en Dublín, Irlanda, titulada 'Plagas modernas: lecciones aprendidas de la crisis del Ébola', el documento fue escrito por Janet Currie y Bryan Grenfell, ambos en la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Princeton, y Jeremy Farrar, director del Wellcome Trust. Farrar fue el orador principal en el evento y Currie y Grenfell actuaron como expertos.
"Esperamos que la crisis del Ébola proporcione el impulso necesario para cambiar la forma en la que nos preparamos para hacer frente a las epidemias, sobre todo porque las nuevas amenazas como virus Zika siguen apareciendo", escriben los investigadores.
MEJORAR LA RESPUESTA INTERNACIONAL
Entre las recomendaciones de los científicos está fortalecer la atención de salud local. Durante la epidemia de Ébola, los trabajadores sobre el terreno fueron los más afectados del brote, como más de 800 trabajadores de la salud infectados y 500 trabajadores muertos. Por lo tanto, el fortalecimiento y la reconstrucción de estas infraestructuras locales de salud es la clave para contener los brotes futuros, lo que -a su juicio-- se puede hacer mediante la construcción de la confianza en el sistema de atención de salud, así como las estructuras políticas.
También abogan por mejorar la respuesta internacional. Los primeros casos de ébola se confirmaron en de marzo de 2014, y, sin embargo, la OMS no declaró una emergencia de salud pública hasta agosto de 2014. La OMS debe ser capaz de responder más rápidamente y con mayor impacto en el futuro, algo que podría lograrse con la creación de un Centro de Preparación y Respuesta a las Emergencias de Salud y Respuesta a Emergencias. Del mismo modo, debe coordinarse la investigación durante el tiempo que transcurre entre epidemias, así como durante los brotes.
Además, los autores abogan por tener en cuenta múltiples perspectivas. La crisis del virus ébola muestra que las estructuras sociales, los entornos de vida y el comportamiento humano influyen en el curso de una epidemia. Un ejemplo que ilustra esta importancia consiste en el desarrollo de vacunas seguras, eficaces y desplegables. Una vacuna contra el ébola reciente en Guinea ha sido un éxito, pero podría haberse administrado antes. El desarrollo de una cooperación internacional para apoyar la creación y la concesión de licencias de las vacunas es una prioridad urgente.
Finalmente, aconsejan actuar de manera sinérgica. La historia demuestra que los mejores resultados se producen cuando los organismos internacionales trabajan en colaboración con los gobiernos locales y los sistemas de salud con una agenda compartida en mente. La prestación de servicios básicos de salud a nivel comunitario es la clave para establecer la confianza, la mejora de la vigilancia y la creación de capacidad para una respuesta rápida.