MADRID, 3 Mar. (EDIZIONES) -
El rendimiento de un deportista no sólo depende del músculo esquelético. También hay múltiples factores que influyen en el rendimiento y, entre ellos, se encuentra el estado general de salud del deportista. Aquí es donde aparece el escenario de los probióticos y prebióticos, que cada vez están irrumpiendo con más fuerza, aunque siempre bajo la prescripción de un profesional de la salud o experto en nutrición deportiva.
"El impacto que el estado de la flora intestinal tiene sobre, por ejemplo, el sistema inmune hacen que el cuidado de la misma, mediante el uso de prebióticos y probióticos, sea clave a la hora de evitar situaciones que influyan negativamente en el rendimiento, tales como un proceso gripal o una infección gastrointestinal, entre otras", subraya en una entrevista con Infosalus el dietista-nutricionista y miembro de los servicios médicos del Real Madrid Club de Fútbol, Daniel Escaño.
La utilización de estas herramientas no está sujeta sólo al alto rendimiento, también puede beneficiarse de ellas cualquier deportista, según destaca. Eso sí, según asegura este experto, en el entorno de los deportistas de élite, como los futbolistas con los que él por ejemplo trabaja (sometidos a viajes, cambios de alimentación, uso de medicamentos, estrés competitivo, por ejemplo), un proceso patológico común que influya en el momento competitivo puede desembocar en el fracaso profesional.
Por ello, el también profesor del máster en Entrenamiento y Nutrición deportiva de la Universidad Europa de Madrid, que ha participado en las II Jornadas anuales de la Sociedad Española de Nutrición Deportiva (SENUDE) en Alicante, ve fundamental el consejo del nutricionista deportivo y el de otros profesionales de la salud en el ámbito de la nutrición deportiva.
"Hablar de prebióticos y probióticos no es sólo hablar de complejos formulados industrialmente, si no de alimentos con dichas propiedades. Hay que diagnosticar, para lo que el médico es clave, buscar (si se requiere) la fórmula probiótica adecuada (lo que requiere del apoyo del farmacéutico), y coadyuvar alimentación o complementos (el nutricionista deportivo)", describe.
EL CASO CONCRETO DE LOS PROBIÓTICOS Y LOS PREBIÓTICOS
En el caso concreto del empleo de probióticos, el a su vez miembro del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid reconoce que la Ciencia "aún tiene que definir qué tipos de cepas bacterianas y cantidad hay que utilizar en función del sujeto", y señala que, por ahora, sí se sabe que hay ciertos grupos de ellas que, administradas de manera ordenada y regular, generan efectos positivos sobre el estado global de la flora.
"Sí sabemos que ciertos procesos, como los que citábamos anteriormente, afectan negativamente al estado de algunas de ellas: ciertas bifidobacterias, ciertos lactobacilos, por ejemplo. Por ello podríamos, a través de la alimentación y de fórmulas probióticas, anticiparnos a situaciones críticas. Se trataría de aportar alimentos fermentados con regularidad y, tras algún proceso concreto (como el uso de antibióticos), aplicar complejos probióticos", resalta Escaño.
En cuanto a los prebióticos, el también responsable del centro de Nutrición Deportiva y Alto Rendimiento 'Nutricionde.es' (especialistas en disciplinas individuales de fondo y categorías por peso) menciona que se trata de compuestos utilizados por la flora intestinal para desarrollarse correctamente.
"Serían como los 'alimentos' de esas bacterias beneficiosas. Fibras solubles y otros complejos nutricionales son la clave. En este sentido, la mejor solución es asegurar la disponibilidad de ese tipo de fibras en la alimentación del deportista, a través de alimentos integrales, o legumbres, por ejemplo", incide.