MADRID 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de investigadores dirigido por la profesora de psicología de la Universidad de Montreal (Canadá) Sylvie Belleville ha estudiado cuántas sesiones de ejercicio son necesarias para prevenir el deterioro cognitivo en las personas de riesgo, y ha determinado que con sólo una docena ya se notan los resultados.
Se sabe que la actividad física, la nutrición y las actividades de estimulación cognitiva son buenas formas de prevenir la enfermedad de Alzheimer y la demencia. Y los adultos mayores en situación de riesgo pueden acceder a una serie de servicios de estilo de vida con ese fin, como regímenes dietéticos y ejercicios para su cuerpo y su mente, pero hasta ahora se desconocía en qué medida.
Publicado en 'Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association', el estudio de la Dra. Belleville y sus colegas de las universidades de Toulouse (Francia) y Helsinki (Finlandia) muestra que sólo se necesitan entre 12 y 14 sesiones para observar una mejora de la cognición. Hasta ahora se desconocía el número de sesiones o "dosis" necesarias para obtener un efecto óptimo.
"En los estudios farmacológicos, se hace todo lo posible por definir la dosis óptima de tratamiento necesaria para observar los efectos esperados --explica Belleville, neuropsicóloga e investigadora del centro de investigación del Instituto Universitario de Geografía de Montreal, afiliado a la UdeM--. Esto rara vez se hace en los estudios no farmacológicos, especialmente en los de prevención del deterioro cognitivo, en los que se dispone de poca información para identificar esta dosis".
"Por lo tanto, es crucial definir un número óptimo de sesiones de tratamiento --asegura--. En efecto, proponer muy pocas sesiones no producirá efectos de mejora apreciables, pero demasiadas sesiones tampoco es deseable, ya que estas intervenciones son costosas. Son costosas tanto para el individuo que sigue los tratamientos, en términos de tiempo e implicación, como para la organización que los ofrece".
El estudio se basa en un análisis secundario de los datos del Ensayo Preventivo Multidominio del Alzheimer (MAPT), de tres años de duración, y analizó a 749 participantes que recibieron una serie de intervenciones destinadas a prevenir el deterioro cognitivo. Estas intervenciones incluían consejos dietéticos, actividad física y estimulación cognitiva para mejorar o mantener las capacidades físicas y cognitivas.
En su investigación, el equipo de Belleville señala que hay que tener en cuenta la individualidad de las personas a la hora de determinar la dosis óptima de tratamiento.
Los investigadores evaluaron los efectos de las sesiones en función de la edad, el sexo, el nivel educativo y el estado cognitivo y físico de cada participante. A continuación, se analizó la relación entre la "dosis" que recibía cada uno y su mejora cognitiva.
Los principales resultados muestran un aumento con la dosis seguido de un efecto de meseta después de 12 a 14 sesiones. En otras palabras, se necesita una dosis suficiente para ver un efecto, pero ofrecer más de 12 a 14 sesiones de tratamiento no significa mejores resultados. Dicho esto, los participantes con niveles de educación más bajos o con más factores de riesgo de fragilidad se beneficiaron de más sesiones.
Los investigadores afirman que es importante identificar y orientar una dosis óptima y personalizar el tratamiento para cada individuo. La "dosis" no sólo es un componente importante de las intervenciones conductuales, sino que también puede proporcionar información valiosa cuando el tiempo y el dinero son limitados, ayudando a las agencias de salud pública a desarrollar programas de prevención eficaces y a ofrecer orientación a los adultos mayores y a los médicos.