MADRID, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
En nuestro día a día y más en pandemia somos presos de nuestros pensamientos. Y es que lo que pensamos nos influye en todos los planos de nuestra vida. Pero no hay que olvidar que los seres humanos somos cuerpo y mente, que estos no van por separado.
En 'Piensa bonito' (Zenith) el psicólogo Tomás Navarro explica que todo lo que pensamos nos afecta a lo que sentimos, percibimos, amamos y odiamos, según confiesa en una entrevista con Infosalus: "El pensamiento tiene siempre la última palabra. Somos esclavos de nuestros pensamos y estamos a sus órdenes. Pueden ayudarnos a expandir nuestra vida o bien pueden limitarla. Esta es la diferencia entre los animales y nosotros, que tenemos el cerebro más desarrollado y donde se genera el pensamiento".
Navarro insiste en que necesitamos un pensamiento que nos sane, que no nos enferme, y que nos impida ser felices en el día a día: "Nuestro cuerpo es todo uno y el estrés está relacionado con el sistema inmunitario, por ejemplo. Entonces si interpreto cosas que no son, genero en mi un estrés innecesario, lo que me puede llevar a enfermar en última instancia".
A esto habría que sumarle, en su opinión, todo el ambiente que está generando la pandemia de COVID-19, donde son numerosas las personas que lo están pasando mal. "La pandemia nos ha afectado mucho. Primero por la desconexión porque somos seres sociales de forma que en este tiempo estamos perdiendo referencias, puntos que nos ayudaban a calibrar, estimulación y esto afecta a nuestro bienestar. Pero también nos está influyendo y mucho el estrés generalizado. Lo llevamos fatal y nos crea ansiedad, no sabemos qué va a pasar. Por eso más que nunca es necesario pensar bonito", según agrega.
Según defiende, pensar bonito no es pensar en unicornios y en que todo puede ser feliz y bonito si queremos, sino que, "ya que tema está complicado consiste en intentar sacar el máximo provecho, el intentar no perder oportunidades". Se trata de aprender a pensar bien y a saber distinguir los pensamientos racionales de aquellos que nos perjudican y no nos dejan crecer, detalla.
Para ello, plantea 8 errores que debemos, en su opinión, evitar para liberar nuestra mente en esta época tan difícil como es la pandemia:
1. No debemos pensar demasiado rápido: Automatiza todo lo que puedas, ya que una tarea automática no requiere de un esfuerzo consciente y te permite conservar mucha energía. ¿Pero qué tenemos que automatizar? Todo aquello que nos permita economizar energía sin asumir ningún riesgo. Pensar rápido es uno de los ocho errores de pensamiento que condicionan nuestra vida, por lo que pensar bonito conlleva tiempo. El slow thinking está especialmente indicado en la solución de problemas. Solucionamos problemas cuando tenemos que llegar a fin de mes con un presupuesto ajustado, pero también cuando nos piden un proyecto creativo, que sea diferente, en el trabajo.
2. Piensas superficialmente: Tu mente es comodona y muchas veces te aconseja que dejes las cosas como están. Te hace creer que aquello en lo que estás trabajando está bien así y no hace falta que le des otra vuelta y puedes dejarlo como está. Tu mente quiere que termines rápido lo que tienes entre manos para volver a relajarse, a dejar de consumir tantos recursos y a regresar a su plácida calma. Para conseguirlo tiene un estándar de calidad que suele ser muy bajo. Por eso, si le estás dando demasiadas vueltas a un tema, o si estás metido en una cuestión, no podrás estar atento a tu entorno para evitar mil y un peligros que pueden aparecer en cualquier momento. Deberás pensar consciente, profundo y analítico. Es un pensamiento que está centrado, en el que decides enfocar tu atención y mantenerla para llegar al detalle en un área concreta. La clave de todo es saber descansar.
3. No confías ni en ti ni en tus posibilidades.
4. Das importancia a lo que es irrelevante: A veces, todo nuestro problema es el significado que damos a lo que nos ocurre. La vida es como es, pero nosotros la interpretamos de manera libre. No podemos cambiar nuestro entorno, pero si* nuestras percepciones y el significado que les damos.
5. Limitas tus alternativas: A menudo solemos dar ma*s notoriedad a los pensamientos de aquellas personas que tenemos cerca o que son un referente para nosotros que a los nuestros propios. Emplea el 'yiísmo', llevar la duda del pensamiento a su ma*xima expresio*n: "¿Y si?", seguido de lo que sea. Utiliza este recurso muy a menudo porque es muy útil a la hora de abrir la mente y expandir las posibilidades de pensamiento.
6. Crees todo lo que piensas: No se puede pensar a ciegas en la intuición, un pensamiento muy rápido que ha seguido un circuito no consciente. Si piensas mal no será buena por arte de magia.
7. Sacas conclusiones y tomas decisiones cuando no estás bien. En estos casos se corre el peligro de no ver todo lo que se podría ver. Nuestro cerebro se encarga de suprimir todo lo que no está en el centro de nuestra atención.
8. Generalizas. El cerebro es como un gran ordenador central, el centro de control; y los pensamientos, el sistema operativo. Pero tus pensamientos también proveen de servicios a tus programas de software o aplicaciones, como lo que sientes, lo que recuerdas, lo que esperas o lo que te motiva, y una de las funciones de nuestro pensamiento es proteger nuestro hardware. Para ello, tenemos comandos preinstalados, de forma que nuestro sistema operativo va tomando decisiones de manera autónoma y en muchas ocasiones generalizamos las cosas.