MADRID 12 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de investigadores, en colaboración con el hospital Sant Joan de Déu, de Barcelona, ha desarrollado y testado un pequeño vehículo robotizado, con el objetivo de reducir el estrés de los niños y niñas de entre 3 y 10 años antes de intervenciones quirúrgicas.
Someterse a un tratamiento médico, pasar por una intervención quirúrgica o simplemente tener que estar en el entorno hospitalario son situaciones que generan miedo y ansiedad en los niños, sobre todo durante la primera infancia. Y esto, además de tener un impacto a corto plazo, también puede llegar a afectar su desarrollo psicológico, social y educativo posterior.
En este sentido, los resultados de esta primera prueba piloto muestran que este tipo de robots pueden ser una estrategia para reducir la ansiedad y el miedo precirurgía, y pueden constituir una alternativa eficaz a la medicación que se utiliza de manera habitual para tranquilizar a los niños.
"Utilizando un coche robótico que cambia de colores, que hace música y desprende olores, que les habla e interacciona con ellos, intentamos minimizar el estrés que sienten los niños durante este proceso", añade el director científico de Lighthouse DIG y coinvestigador principal del proyecto, Jordi Albo.
Además, este primer prototipo aporta conocimiento sobre las posibilidades y los retos de integrar las llamadas tecnologías afectivas en entornos hospitalarios pediátricos.
"Los niños llegan al hospital, que es un entorno ya de por sí hostil para ellos, y tienen que irse con desconocidos, como el personal médico, y pasar por intervenciones desagradables, como una punzada. Todo esto les genera un estrés que, a la larga, puede acabar provocándoles dolor crónico", añade el experto.
ESTRÉS ANTES DE UN TRATAMIENTO
Según un estudio realizado por el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, seis de cada diez pacientes niños que tienen que pasar por una cirugía sufren estrés antes de recibir la anestesia.
Para mejorar el estado emocional de los niños, desde el centro hospitalario se han explorado varias opciones, desde hacer actividades y juegos con los niños antes de las intervenciones hasta emplear terapias asistidas con perros y payasos, e incluso la entrada de los padres al quirófano.
Estudios previos ya habían demostrado que emplear pequeños vehículos eléctricos motorizados resultaba eficaz para reducir el malestar de los niños. Los investigadores cogieron como base para desarrollar su prototipo aquellos resultados, así como la investigación que se estaba llevando a cabo en el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en conducción asistida para adultos.
"Hemos dotado de sensores nuestro coche robotizado y de IA, además de una superficie de interacción", apunta la investigadora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y profesora de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación, al frente del grupo de investigación Artificial Intelligence for Human Well-being (AIWELL) del eHealth Center de la UOC, Ágata Lapedriza.
"Esto permite que el coche capte las expresiones faciales del niño, el ritmo cardíaco o de respiración e indicadores de su estado emocional, y que se pueda adaptar a cómo se siente el niño cambiando la música o los colores, o emitiendo olores para ayudarlo a relajarse", subraya la experta.
El proyecto es un ejemplo de computación afectiva "que se focaliza en desarrollar sistemas de IA que perciben emociones, que las entienden y que pueden responder a ellas de manera también emocionalmente inteligente", subraya Lapedriza, que junto con Albo ha coliderado el proyecto.
En el diseño del vehículo han participado desde médicos y médicas y enfermeros y enfermeras hasta expertos en computación afectiva, robótica social, ciencia de datos, diseño de sensores, de aprendizaje automático y visión por computador.
El prototipo ha sido fabricado por la compañía automovilística Hyundai en Corea del Sur y enviado a Sant Joan de Déu en Barcelona, donde se probó con 86 niños y niñas de entre 3 y 9 años (edad mediana de 5,23 años) que tuvieron que pasar por alguna intervención entre diciembre de 2020 y mayo de 2023.
EFECTOS POSITIVOS PARA LOS NIÑOS Y SUS FAMILIARES
"Entrar a quirófano con el coche tiene efectos positivos tanto en los niños como en los padres", apunta la enfermera pediátrica de Sant Joan de Déu, Carmen Jerez.
"A los niños y niñas les daba la sensación de control, de que eran ellos los que conducían y de que estaban participando activamente en el proceso sin darse cuenta, de manera lúdica. Los padres podían ir a su lado comentando el viaje y veían que su hijo experimentaba menos ansiedad y miedo", añade.
De esta manera, desde la UOC alegan que el siguiente paso sería fabricar un nuevo prototipo aplicando todas las conclusiones obtenidas durante la prueba piloto para poder realizar un ensayo clínico. Sin embargo, de momento el proyecto está parado por falta de financiación.