Diálisis: los riñones suplentes

Dialisis
Foto: GETTY//ANDREI MALOGEV
Actualizado: martes, 2 diciembre 2014 10:49

MADRID, 2 Dic. (INFOSALUS) -

   Estos procedimientos son una forma de tratamiento renal sustitutivo para sobrevivir a la insuficiencia renal cuando no es posible el trasplante de riñón o se está a la espera de dicha intervención. En la actualidad se dan ya casos en los que el paciente pasa por el trasplante renal sin que haya existido la necesidad de pasar por el tratamiento de diálisis.

   Las funciones de los riñones en el organismo son variadas, por un lado los riñones depuran la sangre de los subproductos que generan otros órganos como el hígado y se deshacen del agua que bebemos. Por otro lado, los riñones tienen también un papel endocrino al producir hormonas u otras sustancias que hacen que, por ejemplo, la médula ósea produzca hematíes y que se generen vitaminas esenciales para los huesos.

   Según explica a Infosalus el doctor Roberto Martín, director médico de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo, a veces la enfermedad renal es silente y no presenta los síntomas habituales como dolor, cálculos u orina en sangre. Cuando no existen síntomas, los especialistas evalúan el funcionamiento renal a través de análisis de sangre y de orina. En la orina se observa si se eliminan proteínas, sangre o hematíes que no deberían encontrarse en ella si el riñón funcionase bien.

   En casi todos los casos la enfermedad es progresiva, el ritmo al que avanza se puede estimar a través de la creatinina, un indicador cuyos niveles elevados apuntan al porcentaje de la función renal que se encuentra comprometido.

   Cuando los riñones dejan de funcionar se vuelven cada vez más pequeños y sufren una atrofia. Para sustituir a estos riñones atrofiados, además del trasplante renal existe la opción de la diálisis en sus dos variantes más importantes: hemodiálisis y diálisis peritoneal.

   En la hemodiálisis el procedimiento consiste en extraer sangre del paciente a través de una bomba y pasarla por filtros para después reinfundir la sangre, todo ello dentro de un circuito cerrado que permite la eliminación de sustancias y agua del sistema orgánico. Una sesión de hemodiálisis tiene una duración aproximada de 4 horas y se realiza tres veces por semana.

   La diálisis peritoneal consiste en la introducción en el peritoneo, las membranas que rodean los intestinos, de un líquido que se mantiene durante unas horas y que suple a la limpieza que realizaría de forma natural el riñón. La diálisis peritoneal se lleva a cabo en el domicilio por el propio paciente a diario, durante el día el mecanismo es manual y se realiza cada 4 a 6 horas, por la noche se puede llevar a cabo de manera automática.

   Según explica Martín, en los registros españoles se observa que los pacientes que emplean este tipo de diálisis domiciliaria son hasta 12 años más jóvenes de media en comparación con aquellos que pasan por la hemodiálisis, además deben tener menos patologías asociadas y el peritoneo intacto. El sistema tiene ventajas e inconvenientes ya que la comodidad de no tener que trasladarse al centro clínico para realizar la diálisis se ve contrarresta por el hecho de tener que realizar a diario el procedimiento entre 4 o 5 veces al día.

MÁS CALIDAD DE VIDA PERO LEJOS DEL RIÑÓN ARTIFICIAL

   Sólo entre un 18% y un 25% de los pacientes que se encuentran en diálisis está en espera de un trasplante de riñón, el resto son pacientes que no pueden recibir el trasplante por su edad avanzada y las enfermedades asociadas que padecen. Pero existen pacientes que tras el paso por quirófano y el trasplante presentan un fallo años después y deben volver a la diálisis.

   "Se considera que la insuficiencia renal es una patología asociada a los mayores, ya que la media de personas que está en diálisis es de 66 a 68 años. Además, estas personas pueden haber llegado al fallo renal como consecuencia de la diabetes, una enfermedad que afecta también a otros muchos órganos del cuerpo", explica Martín.

   Por este motivo, la esperanza de vida en estos pacientes es menor que en la población general pero es especialista apunta que hay pacientes que viven en diálisis gran número de años, hasta incluso tres décadas. "Aunque se ha avanzado en gran medida en cuanto a aspectos como fármacos,  seguridad o filtros, aún estamos lejos del riñón portátil", apunta Martín.

   La dieta también es un aspecto importante en estos pacientes. Antes de empezar con la diálisis es importante el control del consumo de proteínas ya que la degradación de las proteínas lleva a una acumulación de sustancias que no puede limpiar el sistema renal pero al entrar en diálisis a veces es incluso conveniente un aporte extra de proteínas. Con el paso del tiempo los pacientes ganan en conocimiento sobre qué alimentos les sientan mejor o peor.

   "Es muy importante que el paciente se nutra bien ya que va a experimentar un mayor gasto energético y necesita alimentos que le permitan tomar las proteínas y calorías que necesita", apunta Martín. El paciente con insuficiencia renal pierde la capacidad de eliminar de forma adecuada el potasio y el fósforo, y por ello debe controlar lo que ingiere para evitar que sus niveles aumenten en sangre aunque cubriendo las necesidades que requieren.

   La repercusión en la vida de estos pacientes y de sus pacientes es muchísima y, como señala el especialista, en muchas ocasiones la dedicación de sus familiares es encomiable. "Cuando estos pacientes comienzan a acudir a diálisis es conveniente que conozcan muy bien el procedimiento porque esto les ayudará a normalizar su día a día y en este sentido la atención psicológica también es clave", añade el director médico de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo.

   "Hay que tener en cuenta que la calidad de vida de estas personas no depende tanto de su paso por la diálisis como de la existencia de otras patologías. Los mayores son, sin embargo, los que mejor se adaptan", concluye Martín.