MADRID, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Reumatología (SER) advierte del retraso en los diagnósticos del síndrome antifosfolípido (SAF), una enfermedad autoinmune sistémica poco conocida y que se caracteriza por trombosis y/o complicaciones durante el embarazo, por lo que esta organización ha elaborado un decálogo de consejos para los pacientes, quienes también pueden presentar síntomas neurológicos, renales y cutáneos.
En primer lugar, recomiendan tener cuidado con las trombosis. El SAF puede aparecer a cualquier edad, pero en las personas mayores se pueden encontrar otras enfermedades que contribuyan a la trombosis; sin embargo, en las personas jóvenes, esas otras enfermedades no suelen estar presentes. Por eso, en caso de ser menor de 60 años y tener una trombosis venosa o arterial sin causa aparente, recomiendan acudir a un reumatólogo para que investigue.
Respecto a los riesgos durante el embarazo, estos expertos recuerdan que en el caso de sufrir 2-3 abortos durante el primer trimestre o una pérdida en el segundo trimestre, o complicaciones como un retraso del crecimiento intrauterino del feto, sin que haya una causa que el ginecólogo pueda explicar, se debe acudir a un reumatólogo para que investigue si se trata de un SAF.
Por otro lado, en caso de ser portador de anticuerpos antifosfolípido positivos sin síntomas, afirman que no se tiene el síndrome. Con todo, recomiendan una revisión de un reumatólogo para indicar si se necesita algún tratamiento preventivo.
Además, aconsejan llevar un estilo de vida saludable. "Si tienes SAF o anticuerpos antifosfolípido positivos, debes tener una alimentación sana (dieta mediterránea) y evitar el tabaco", recomiendan desde la SER. Además, también es aconsejable la práctica de ejercicio físico de forma regular.
También es importante controlar los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, el colesterol alto, la diabetes, la obesidad, la toma de estrógenos (hormonas que se encuentra en los anticonceptivos) y el consumo de tabaco para evitar tanto la primera trombosis como las sucesivas.
Por otro lado, la SER aboga por planificar el embarazo con el reumatólogo. Además, las pacientes con anticuerpos antifosfolípido positivos deben tener tratamiento durante el embarazo. El tratamiento con dosis bajas de 'Aspirina' tiene que tomarse antes de la concepción. Después, habrá que administrar otros tratamientos, dependiendo de los casos. Con la terapia habitual (bajas dosis de 'Aspirina' y 'Heparina') se logra el éxito del embarazo en el 70 por ciento de los casos.
"Si con el tratamiento habitual no es suficiente, hay otros tratamientos que pueden ayudar a que el embarazo llegue a buen término, por eso es muy importante la planificación del embarazo con el reumatólogo y hacer un estrecho seguimiento del mismo", explican desde la sociedad científica.
Asimismo, los reumatólogos recuerdan que se puede tratar la trombosis. "El tratamiento de la trombosis se hace siempre con anticoagulantes, siendo el 'Sintrom' el más conocido en España", detallan. Así, advierten de que, aunque recientemente han aparecido otros anticoagulantes, no son efectivos para tratar la trombosis en el SAF.
Además, estos expertos advierten de que el SAF también puede asociarse a otras enfermedades autoinmunes, sobre todo al Lupus Eritematoso Sistémico (LES) y, en menor medida, con la artritis reumatoide o el síndrome de Sjgren, entre otras. Con todo, el tratamiento de esta patología no cambia en estas situaciones.
ABORDAJE POR UN EQUIPO MULTIDISCIPLINAR
Como en todas las enfermedades autoinmunes sistémicas, es importante contar con la participación de otros especialistas para tratar las manifestaciones del SAF. "En el caso de la trombosis, el hematólogo estará involucrado en la anticoagulación; para el embarazo siempre contaremos con un obstetra que conozca las complicaciones de la enfermedad; si hay afectación renal, compartiremos las decisiones de tratamiento con el nefrólogo, etcétera; el reumatólogo decidirá en cada momento con que especialista consultar", apuntan.
Por último, desde la SER quieren recordar que las asociaciones de pacientes "juegan un papel clave" y pueden servir de apoyo a los afectados, además de ofrecer otros servicios, como más información, talleres o atención psicológica, entre otros.