MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
A pesar de la mutación, el virus de ébola no ha evolucionado hasta convertirse en más mortal desde el primer brote de hace 40 años, según concluye una investigación realizada por expertos de la Universidad de Manchester, en Reino Unido. Los sorprendentes resultados demuestran que aunque se han registrado un gran número de cambios genéticos en el virus, no ha cambiado a nivel funcional para ser más o menos virulento.
Los resultados, publicados en la revista 'Virology', demuestran que el mucho más elevado número de muertos durante el brote actual, con la cifra en casi 10.500, no se debe a mutaciones o la evolución que hayan hecho que el virus sea más letal o más virulento.
MUTACIONES DEL ÉBOLA
"Utilizando los datos de cada brote desde 1976, hemos sido capaces de poner de relieve los cambios que ha habido en el ARN del virus y luego usando herramientas especialmente desarrolladas predecir las consecuencias de esos cambios", relata el profesor Simon Lovell, de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad de Manchester.
"Lo que encontramos fue que aunque el ébola muta, no está evolucionando al punto de adaptarse para ser más o menos virulento. La función del virus se ha mantenido igual en los últimos cuatro decenios, lo que realmente nos sorprendió. Desafortunadamente, esto no significa el virus de ébola que ahora ha surgido en varias ocasiones desde la década de 1970 muy probablemente volverá a hacerlo", añade.
El profesor David Robertson dice que los resultados pueden ser vistos como una buena noticia: "El hecho de que el ébola no está cambiando de una manera que afecte a la virulencia de la enfermedad significa que las vacunas y los tratamientos desarrollados durante este brote actual tienen una muy alta probabilidad de ser eficaces contra futuros brotes de ébola. También significa que los métodos para abordar con éxito el virus deben funcionar de nuevo, así que espero que en el futuro se pueda detener la propagación de un brote en una etapa mucho más temprana".
El equipo utilizó un enfoque computacional que el estudiante de doctorado Abayomi Olabode desarrolló para el análisis de los cambios en el VIH-1. Robertson señala las ventajas del enfoque: "Hemos podido hacer esta investigación rápidamente y mientras el brote de ébola todavía estaba en curso. Este tipo de estudio podría ser utilizado en futuros brotes para analizar lo que está sucediendo en tiempo real dentro del virus".
La naturaleza mortal del ébola significa que los síntomas pueden ser identificados en una etapa relativamente temprana y los que hayan estado en contacto con el paciente durante la etapa infecciosa sean fácilmente identificados por el estudio de contactos. Si pasa a ser menos mortal, entonces se tardará más tiempo en detectar esos síntomas, si es que se pueden observar, o para que la persona enferme, aumentando la posibilidad de propagación del virus.
Un virus atenuado, aunque menos mortal de manera individual, podría extenderse ampliamente y, en definitiva, causar muchas más muertes. "Al igual que cualquier respuesta médica, la respuesta al ébola debe ser apoyado por la ciencia. Estos son hallazgos muy importantes y hacen hincapié en que la propagación del virus en este brote se debió tanto a factores dentro de la comunidad humana como dentro del propio virus", apunta el profesor Tony Redmond, del Instituto Humanitario y de Respuesta a Conflictos de la Universidad que ayudó a coordinar la respuesta del Servicio Nacional de Salud británico al ébola en África occidental.