MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un estudio realizado en el Reino Unido publicado en la revista 'The BMJ' ha encontrado pruebas de una transmisión "sustancial" de la viruela del mono antes de que aparezcan o se detecten los síntomas, en lo que se conoce como transmisión presintomática.
La transmisión se detectó hasta un máximo de cuatro días antes de la aparición de los síntomas, y los investigadores estiman que más de la mitad (53%) de la transmisión se produjo en esta fase presintomática, lo que significa que muchas infecciones no pueden prevenirse pidiendo a los individuos que se aíslen después de notar los síntomas.
En un editorial vinculado, los investigadores afirman que si estos hallazgos se ven respaldados por otros estudios, la transmisión presintomática "tendría importantes implicaciones para el control de la infección a nivel mundial".
Desde el brote internacional de viruela del mono en mayo de 2022, se han registrado más de 70.000 casos en todo el mundo. Aunque el número de casos ahora está disminuyendo, sigue siendo importante comprender la "dinámica de transmisión" del virus --por ejemplo, cómo se propaga de una persona a otra y la rapidez con que aparecen los síntomas-- para ayudar a informar las decisiones políticas y las intervenciones futuras.
Mientras que las investigaciones anteriores sobre el virus de la viruela no descartaban la transmisión antes de los síntomas, este trabajo representa la primera evidencia que lo apoya.
Para profundizar en esta cuestión, los investigadores de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido se propusieron analizar la dinámica de transmisión del brote de viruela del mono en el Reino Unido.
Sus conclusiones se basan en la vigilancia rutinaria y en los datos de rastreo de contactos de 2.746 personas que dieron positivo en el virus de la viruela del mono en el Reino Unido entre el 6 de mayo y el 1 de agosto de 2022. Su edad media era de 38 años y el 95% declararon ser homosexuales, bisexuales u hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.
Las dos medidas principales de interés para los investigadores fueron el intervalo de serie (tiempo desde el inicio de los síntomas en el paciente del caso primario hasta el inicio de los síntomas en el contacto secundario) y el período de incubación (tiempo desde la exposición hasta el inicio de los síntomas).
Para estimar esto, relacionaron la información sobre las fechas de exposición y de inicio de los síntomas de estos individuos con sus contactos a través de cuestionarios de casos de rastreo de contactos, que luego analizaron mediante dos modelos estadísticos.
Los modelos se ajustaron para tener en cuenta varios sesgos comunes a los brotes de virus, como los cambios en las tasas de infección a lo largo del tiempo, que de otro modo afectarían a los resultados.
Se estimó que el periodo medio de incubación era de 7,6 días en un modelo y de 7,8 días en el otro, mientras que el intervalo serial medio estimado era de 8 días en un modelo y de 9,5 días en el otro.
En ambos modelos, la mediana del intervalo en serie fue entre 0,3 y 1,7 días más corta que la mediana del periodo de incubación, lo que indica que se está produciendo una transmisión considerable antes de la aparición o detección de los síntomas.
El análisis de los datos de los pacientes a nivel individual, recogidos de un subconjunto de pacientes con información más detallada, pareció confirmar esta explicación, ya que 10 de las 13 parejas de pacientes en contacto con el caso informaron de una transmisión presintomática. Cuatro días fue el tiempo máximo en que se detectó la transmisión antes de que aparecieran los síntomas.
Basándose en estos resultados, los investigadores afirman que se necesitaría un periodo de aislamiento de 16 a 23 días para detectar al 95% de las personas con una posible infección.
Se trata de resultados observacionales, y los investigadores señalan varias limitaciones, no obstante se trata de un estudio de gran envergadura en el que se han utilizado métodos sólidos y se han ajustado los principales sesgos presentes en los datos, lo que proporciona una mayor confianza en las conclusiones.
Destacan que estos resultados tienen importantes implicaciones para las políticas de aislamiento y rastreo de contactos, afirman los investigadores, y añaden que las estrategias de rastreo de contactos retrospectivos (rastreo a partir de los cuales se propaga la enfermedad) deberían tener en cuenta un periodo infeccioso presintomático al tratar de encontrar los contactos de los casos confirmados.
En un editorial vinculado, investigadores de Estados Unidos, Reino Unido y Nigeria afirman que la vacunación previa a la exposición y la equidad de las vacunas son urgentes en todo el mundo.
Según explican, es probable que la vacunación sea más rentable que la gestión de las consecuencias de las infecciones prevenibles, como los ingresos hospitalarios, la pérdida de ingresos durante el aislamiento y las complicaciones a largo plazo.
Sin embargo, señalan que muchas de las medidas de salud pública que han sido fundamentales durante los brotes de viruela del mono en los países de altos ingresos siguen sin estar disponibles en gran parte de África.
"A medida que el brote de viruela del mono disminuye en Europa y América del Norte, tenemos la responsabilidad de desplegar herramientas eficaces para el control viral a nivel mundial, no sólo en las naciones ricas --escriben--. Estas herramientas incluyen la investigación para comprender la dinámica de la transmisión en entornos africanos y la inclusión de los países endémicos en los ensayos de vacunas".