Un ensayo clínico señala que un modelo de telemedicina para pacientes críticos no reduce la duración del ingreso
MADRID 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
La implementación de la telemedicina guiada por un médico en las unidades de cuidados intensivos (UCI) no reduce la duración de la estancia de los pacientes, según un gran ensayo clínico en Brasil liderado por el Hospital Israelita Albert Einstein de São Paulo, en colaboración con el Ministerio de Salud brasileño (programa PROADI-SUS) y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro apoyado por la Fundación "la Caixa".
Los resultados, presentados en la sección Hot Topics del Congreso de la Sociedad Europea de Medicina Intensiva celebrado en Barcelona, y publicados simultáneamente en 'JAMA', sugieren que aún queda por definir cuál es el mejor modelo para la prestación de teleasistencia en la UCI.
El cuidado de pacientes en estado crítico suele requerir un equipo de especialistas, entre ellos médicos de cuidados intensivos. Sin embargo, estos especialistas escasean en todo el mundo, sobre todo fuera de las grandes ciudades.
Una solución propuesta es la telemedicina, en la que los médicos dirigen a distancia los cuidados en las unidades de cuidados intensivos (tele-UCI). "A pesar de lo prometedor de la telemedicina y de su creciente uso, ningún estudio a gran escala había probado si este enfoque puede mejorar realmente los resultados de los pacientes en las UCI", afirma Otavio Ranzani, investigador de ISGlobal.
En un nuevo estudio llamado TELESCOPE, financiado por el Ministerio de Sanidad brasileño, los autores evaluaron si la telemedicina podía mejorar la eficiencia de las UCI y reducir la duración de estancia de los pacientes críticos. En el estudio participaron 30 UCI de hospitales públicos de todo Brasil.
La mitad de las UCI siguieron sus rutinas asistenciales habituales, mientras que la otra mitad recibió, además de los cuidados habituales, rondas diarias de telemedicina, que consistían en reuniones entre el intensivista a distancia y el equipo local para discutir posibles diagnósticos, planes de tratamiento y problemas.
El especialista también facilitaba al equipo médico pautas de tratamiento actualizadas y celebraba sesiones virtuales mensuales para revisar los indicadores de calidad de la UCI. Más de 17.000 pacientes en estado crítico participaron en el ensayo, que se desarrolló entre junio de 2019 y julio de 2021.
La pregunta principal era si un modelo de telemedicina guiado por médicos podría acortar el tiempo que los pacientes pasaban en la UCI. La respuesta corta es no. La estancia media en la UCI fue prácticamente la misma tanto en el grupo de telemedicina como en el de atención habitual: unos 8 días. Tampoco hubo diferencias significativas en otros resultados, como las tasas de infección y de mortalidad intrahospitalaria.
"La cuestión parece ser más compleja que 'simplemente' colocar a un médico intensivista a distancia para que se conecte a diario con los equipos de la UCI. Por ejemplo, es posible que se pasen por alto cuestiones relacionadas con la atención multidisciplinar (prestada por enfermeras intensivistas, terapeutas respiratorios/motores y farmacéuticos clínicos) y la gestión (proceso asistencial, flujo de pacientes, comunicación, etc.). Además, podría ser que algunas UCI del estudio no dispusieran de recursos o personal suficientes para beneficiarse plenamente del modelo de telemedicina", afirma Adriano Pereira, del Hospital Israelita Albert Einstein y coautor principal del estudio.
Además, la pandemia de COVID-19, que golpeó al país durante el estudio, también puede haber minado los recursos de la UCI y afectado los resultados, aunque no está claro por qué esto sería diferente entre los dos grupos".
Los autores concluyen que, aunque en ese estudio la telemedicina no redujo la estancia en la UCI, no significa que otros modelos de telemedicina no funcionen en otros entornos. Encontrar la mejor forma de utilizar esta tecnología en cuidados intensivos sigue siendo un reto.
"Nuestro estudio demuestra que la telemedicina en cuidados intensivos necesita buena evidencia científica para evaluar los distintos modelos, optimizar su implementación e identificar los contextos que más podrían beneficiarse", afirman Ranzani y Pereira.