MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
El tratamiento de la esclerosis múltiple debe iniciarse lo antes posible e incluso antes de que haya síntomas con el objetivo de mantener la salud del cerebro y preservar el tejido del sistema nervioso, dado que la enfermedad puede estar ya activa.
Así se desprende de las recomendaciones de un informe internacional que cuenta con el aval de Esclerosis Múltiple España y la colaboración de Roche, en el que se recogen una serie de pautas sobre el diagnóstico, tratamiento y mejora en el acceso a las terapias disponibles frente a esta enfermedad, que afecta a unas 47.000 personas en España.
"El tiempo es cerebro", según el director del Instituto de Investigación y Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (CEMCAT), Xavier Montalbán, ya que cuanto antes se identifican los pacientes y se ataja el proceso inflamatorio propio de la esclerosis, mayor será la preservación del tejido neuronal a medio-largo plazo.
Tratar cuanto antes y con un tratamiento efectivo en los primeros años desde el diagnóstico permitiría aprovechar la ventana terapéutica en la que es posible modificar el curso futuro de la enfermedad.
Actualmente el tiempo entre el primer síntoma y el diagnóstico de la enfermedad se ha reducido drásticamente. Antes podía ser de siete-nueve años y ahora normalmente es de menos de un año y, en la mitad de los casos, se diagnostica el mismo día en que se detecta el primer síntoma.
NORMALIZAR EL DÍA A DÍA
Por ello, ha añadido el jefe del Departamento de Neurología de los hospitales Quirónsalud y Ruber Juan Bravo de Madrid, Rafael Arroyo, el objetivo es que el paciente, dependiendo del pronóstico de su enfermedad, que puede ser muy variable, pueda hacer una vida lo más normal posible.
"Tenemos que intentar que el paciente esté activo y que siga integrado socialmente. Para ello tenemos que trabajar a todos los niveles, desde un enfoque multidisciplinar: con el tratamiento farmacológico, manteniendo un cerebro lo más saludable posible, y a través de la neurorrehabilitación específica o del apoyo psicológico", ha explicado.
De hecho, aunque un 37 por ciento de los pacientes con la enfermedad leve tiene una vida laboral, el 75 por ciento confiesa que la enfermedad impacta en la búsqueda de empleo y en las oportunidades de desarrollo profesional.
EVITAR LAS RECAÍDAS
Además, en este abordaje precoz resulta clave el concepto de 'No Evidencia de Actividad de la Enfermedad' (NEDA, por su siglas en inglés), una situación que se consigue cuando un paciente no experimenta recaídas, no presenta progresión de la discapacidad y tampoco se aprecian nuevas lesiones en resonancia magnética en un intervalo de tiempo determinado.
La esclerosis múltiple recurrente remitente (EMRR) es la forma más común de la enfermedad, y se caracteriza por sufrir episodios de síntomas nuevos o que empeoran (recaídas) seguidos de periodos de recuperación. En estos casos, y tal y como comprende el concepto de NEDA, hay que conseguir que los pacientes estén libres de enfermedad.
Con respecto a la primaria progresiva, caracterizada por un empeoramiento continuo de los síntomas, los tratamientos disponibles actualmente han mostrado su eficacia en el control de la inflamación, pero, según ha lamentado Montalbán, todavía se ha conseguido eficacia en cuanto al control de la progresión. "Nuestro reto, por tanto, son aquellos pacientes en los que no hay inflamación y el progreso se produce de forma paulatina", ha destacado.