MADRID, 7 Jun. (INFOSALUS) -
Aunque el perfeccionismo supone un deseo de hacer bien nuestro cometido en el ámbito laboral depende del tipo de profesión que se realiza para que éste sea considerado un elemento de maestría en cuanto a los resultados obtenidos o un signo de inseguridad que impide una correcta relación con los compañeros.
Según explica a Infosalus Frances Quer, secretario de la Sección de Psicología de las Organizaciones y del Trabajo del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, el perfeccionismo puede ser una parte del carácter o la personalidad aunque a veces puede esconder algo que imposibilite a actuar de forma normal.
Para el psicólogo, en la sociedad se tiende a pensar que el perfeccionismo es un valor al que tenemos que aspirar, existe la tendencia a convertirlo en un estándar social y esto crea problemas en algunas personas que no están seguras de sí mismas.
"Un cirujano debe ser perfeccionista pero un director general no puede conocer a la perfección todos los departamentos de la empresa, sino que más bien debe tener una visión más global", comenta Quer.
En el perfeccionismo se encuentra implicado el concepto de nosotros mismos. Si este es positivo y nos aceptamos, existe poco juego para las presiones sociales. Pero en aquellas personas en las que existe cierto déficit en el autoconocimiento y en cómo nos aceptamos pueden existir problemas. Según señala el especialista, "si no nos aceptamos podemos ser más influenciables".
En relación con nuestra autoestima, si esta es buena nos lleva a una autoconfianza que nos capacita para alcanzar nuestras metas pero si no fluyen bien estos conceptos de búsqueda interior es cuando se presenta el malestar.
El perfeccionismo puede ocasionar problemas si influye de forma no positiva en las relaciones y en la actividad diaria. La mejor forma de combatirlo es saber cómo funcionamos como personas y en la triada de cómo pensamos, sentimos y nos comportamos. Por ello, ya que es posible, debemos influir en cómo pensamos, cómo generamos pensamientos y con ello cómo sentimos y nos comportamos.
"En la actividad profesional la persona en la que el perfeccionismo ocasiona problemas está sujeta a un fuerte estrés, presenta cuadros de ansiedad y síntomas que esconden grados de estrés elevados", aclara Quer.
MALA GESTIÓN DEL MIEDO
El miedo es una emoción básica y en las empresas el miedo principal es el despido, no ser aceptado por nuestro responsable o no hacer una venta. "Hay que trabajar en cuál es nuestro miedo, cómo y cuándo aparece y en qué situación. Un mal control del miedo va asociado a comportamientos no congruentes", señala el psicólogo.
Las personas perfeccionistas a las que esta característica ocasiona problemas en realidad tienen miedo a sus carencias, lo que en el ámbito profesional equivale a personas que no saben gestionar sus propios miedos y que son más propensas a las conductas autoritarias. El perfeccionismo, cuando no está asociado al estrés, es una deficiencia de la capacidad de liderazgo o en la relación con personas de un mismo nivel.
"Las deficiencias de liderazgo en las organizaciones son importantes porque las personas necesitan desarrollar competencias y una persona que gestiona personas debe saber controlar sus miedos para promover más la motivación y gestionar mejor a los equipos", aclara el psicólogo especializado en el ámbito laboral.
El tratamiento se realiza con especialistas en psicología clínica, 'coachs' o especializados en liderazgo o en psicología de las organizaciones y del trabajo para corregir este estrés que dificulta la capacidad laboral. "Cuando se trata de cuadros de estrés, tras varias sesiones se adquieren las competencias necesarias para la actividad diaria", apunta Quer.
La prevención de este perfeccionismo desbordado pasa por conocerse mejor a uno mismo. En empresas y organizaciones consiste en ayudar a los directivos y mandos a conocerse mucho mejor: cómo funciona cada persona, la relación con el autoconcepto, autoestima y autoconfianza y cómo influye el pensamiento positivo en sus acciones y pensamientos y cómo funcionan las personas con las que se trabaja.