MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
La doctora Nancy Redfern, consultora de anestesia del Newcastle Hospitals NHS Foundation Trust (Reino Unido), ha recomendado que los médicos y enfermeros hagan siestas de 20 minutos durante los turnos de noche para mantener la seguridad de los pacientes, así como para hacer más seguros sus propios desplazamientos a casa después del trabajo.
Durante una presentación en Euroanaesthesia, el congreso organizado por la Sociedad Europea de Anestesiología y Cuidados Intensivos (ESAIC, por sus siglas en inglés), la experta también ha aconsejado que ningún profesional sanitario haga más de tres turnos nocturnos consecutivos.
Al hilo, Redfern ha advertido de los "efectos potencialmente letales de la fatiga en los propios médicos y enfermeros, así como su impacto en la calidad de su trabajo clínico y su juicio y, por tanto, en la seguridad de los pacientes".
Tras reunir evidencia científica de diversas fuentes, como las encuestas realizadas por el grupo de trabajo conjunto de la Asociación de Anestesistas y el Real Colegio de Anestesistas de Reino Unido, su trabajo apunta que alrededor de la mitad de los médicos y enfermeros en formación han sufrido un accidente o casi un accidente al volver a casa después de un turno de noche.
De hecho, diferentes estudios han demostrado que conducir después de estar despierto durante 20 horas o más y en el punto circadiano más bajo del cuerpo (por la noche o muy temprano por la mañana, cuando más se necesita dormir) es tan peligroso como conducir con niveles de alcohol en sangre por encima del límite legal.
Además, también concluye que los trabajadores que conducen a casa después de un turno de 12 horas tienen el doble de probabilidades de sufrir un accidente que los que trabajan en turnos de 8 horas.
La falta grave de sueño comienza a acumularse después de dos o más noches sin dormir bien. La experta esgrime que se necesitan al menos dos noches de buen sueño para recuperarse. La función cognitiva se deteriora después de 16-18 horas despierto, lo que lleva a un deterioro de la capacidad del trabajador sanitario para interactuar eficazmente con los pacientes y sus compañeros.
"Cuando la fatiga se instala, los miembros del equipo médico y de enfermería somos menos empáticos con los pacientes y compañeros, la vigilancia se vuelve más variable y el razonamiento lógico se ve afectado, lo que dificulta el cálculo, por ejemplo, de las dosis correctas de medicamentos que necesita un paciente. Nos cuesta pensar con flexibilidad o retener información nueva, lo que dificulta la gestión de situaciones de emergencia que cambian rápidamente. Nuestro estado de ánimo empeora, por lo que nuestro trabajo en equipo se resiente. Por tanto, todo lo que hace que nosotros y nuestros pacientes estemos seguros se ve afectado", alerta Redfern.
Por último, la experta reclama que se reconozca que los trabajadores sanitarios tienen "la misma fisiología que los empleados de cualquier otro sector en el que la seguridad es fundamental".
"Tenemos que cambiar la forma de gestionar los turnos de noche para mitigar los efectos de la fatiga. Los que trabajan por turnos deben asegurarse de que todo el mundo se echa una siesta, y de que nos apoyamos mutuamente para permanecer seguros y atentos cuando trabajamos durante la noche. Los horarios del personal deben permitir un tiempo suficiente entre turnos para descansar adecuadamente, y nadie debe hacer más de 3 turnos nocturnos seguidos", ha concluido.