Experta señala que la comprensión de la fisiopatología de la urticaria crónica permite personalizar tratamientos

Archivo - Urticaria, picor - HOSPITAL LA LUZ - ARCHIVO

MADRID 30 Sep. (EUROPA PRESS) -

La comprensión de la fisiopatología de la urticaria crónica permite "clasificar a los pacientes en dos fenotipos -la autoalergia mediada por IgE y la autoinmunidad mediada por IgG- y permitirá personalizar aún más el tratamiento y mejorar los resultados para nuestros pacientes", según señala la vicepresidenta del Comité de Alergia Cutánea de la SEAIC, la doctora Paula Ribó.

La urticaria crónica es una enfermedad que afecta aproximadamente al 0,6 por ciento de la población en España y al 1,1 por ciento a nivel mundial. A pesar de que el diagnóstico y tratamiento de la urticaria crónica representan un desafío considerable para su abordaje, desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) señalan que los últimos avances podrían mejorar el tratamiento y control de la enfermedad.

En la actualidad, se dispone de tratamientos biológicos como el omalizumab, que ha demostrado ser eficaz para el control de la urticaria crónica espontánea en adultos y adolescentes a partir de 12 años. Nuevas terapias como los tratamientos orales dirigidos a la inhibición de la tirosina cinasa de Bruton (BTKs), como el remibrutinib, están ya en fases avanzadas de ensayo clínico.

Además, otros biológicos, como dupilumab, podría ampliar sus indicaciones para ofrecer nuevas alternativas para aquellos pacientes refractarios a los tratamientos actuales. En cuanto a la demora en el diagnóstico, especialmente en casos de urticaria crónica espontánea, sigue siendo un problema significativo que impacta directamente en la calidad de vida de los afectados.

"En ocasiones se intenta buscar un desencadenante, pero en el caso de la urticaria crónica espontánea no existe, provocando un diagnóstico tardío. Esta dificultad puede llevar a un tratamiento inadecuado, como el infratratamiento con antihistamínicos, incluso a dosis alta, el uso excesivo de corticoides sistémicos, con potencialidad de sus múltiples efectos secundarios, o la falta de escalado a tratamientos biológicos más efectivos", reconoce la experta.

Desde la SEAIC reconocen que a pesar de los avances en el tratamiento y la comprensión de la enfermedad, persisten muchos mitos en torno a la urticaria crónica. Desde la creencia de que los corticoides orales son el tratamiento de elección hasta la idea errónea de que los antihistamínicos clásicos son más efectivos que los de segunda generación.

"Es crucial que tanto los profesionales de la salud como los pacientes estén bien informados para evitar tratamientos inadecuados y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad. Para ello, se deberían crear más centros de referencia y excelencia adscritos al programa UCARE (Urticaria Centers of Reference And Excellence) de la GA2LEN (the Global Allergy and Asthma Excellence Network)", concluye la experta.