MADRID 23 Jun. (EUROPA PRESS) -
El médico de Familia del Centro de Atención Primaria La Mina, Institut Catal de la Salut, Sant Adri de Bess (Barcelona), Manel Mata Cases, ha asegurado que la clave para mejorar el control glucémico de personas con diabetes tipo 2 está en el diagnóstico precoz y en no posponer la toma de decisiones, la frecuente realización de controles periódicos de hemoglobina glicosilada (HbA1c, por ejemplo, cada 3 meses) y la intensificación el tratamiento cuando no se consiguen los objetivos fijados inicialmente.
Siguiendo estas pautas, a juicio de este experto, se combate uno de los principales déficits que se advierten actualmente en el manejo de la diabetes, como es la inercia terapéutica. "La gran asignatura pendiente, especialmente en Atención Primaria, es superar la inercia terapéutica y el consiguiente mal control glucémico que conlleva durante periodos de tiempo prolongados", ha dicho durante una mesa redonda del XXXI Congreso Nacional de Diabetes.
Y es que, tal y como ha detallado, la existencia de inercia terapéutica en la práctica clínica supone el retraso en la intensificación del tratamiento en pacientes mal controlados, lo que se traduce en una carga glucémica negativa y en la aparición de complicaciones crónicas.
BENEFICIOS DE LA INTENSIFICACIÓN TERAPÉUTICA PRECOZ
Las evidencias clínicas más recientes, basadas en ensayos clínicos controlados y aleatorizados, confirman los beneficios que se derivan del control glucémico precoz en personas recientemente diagnosticadas de diabetes tipo 2 y de la puesta en marcha de estrategias de tratamiento intensificado. "Se trata de conseguir el mejor control glucémico posible tras el diagnóstico y valorar tanto los posibles beneficios a largo plazo, como los riesgos que comportan para los pacientes", ha detallado Cases.
En este sentido, el doctor ha informado de que los ensayos clínicos 'EDICT' y 'VERIFY' han mostrado beneficios del tratamiento combinado desde el inicio frente al tratamiento escalonado convencional. En los mismos se ha evaluado la introducción de un tratamiento combinado (con dos o incluso tres antidiabéticos no insulínicos, respectivamente) desde el diagnóstico en pacientes en los que las guías proponen un abordaje escalonado (intensificar cuando fracasa el anterior escalón).
En ambos ensayos se reclutaron a pacientes con diagnóstico reciente de DM2 (menos de dos años) y con un control glucémico inadecuado pero no extremadamente deficiente. "Los diferencia de los estudios 'VADT' o 'ACCORD', que incorporaban a pacientes que tenían una enfermedad con muchos años de evolución y con complicaciones crónicas, lo que explicaría en gran parte la ausencia de beneficios micro o macrovasculares en estos ensayos, a pesar de introducir un tratamiento intensivo y de conseguirse un control glucémico excepcional", ha apostillado Cases.
Y es que, los estudios 'EDICT' y 'VERIFY' muestran los beneficios sobre el control glucémico, pero las variables principales de estos estudios no son la reducción de las complicaciones crónicas. "Desconocemos por el momento el beneficio clínico en términos de complicaciones y el posible ahorro que podría suponer esta estrategia terapéutica para el sistema sanitario", ha resaltado el experto.
A su juicio, una intervención que acarrea una mayor inversión inicial, por el mayor coste de los antidiabéticos, podría suponer globalmente un ahorro importante derivado principalmente de la reducción de complicaciones a largo plazo y, por lo tanto, podría llegar a ser coste-efectiva.
De ahí la necesidad de contar con algún estudio de coste-efectividad capaz de clarificar estos beneficios y, por lo tanto, que confirme si es necesario cambiar las recomendaciones de las guías de práctica clínica, aconsejando prioritariamente la estrategia de tratamiento intensificado precoz en diabetes.