MADRID 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas, (ANECPLA) ha recomendado estar alerta ante la llegada de la oruga procesionaria ya que esta y otras plagas propias de la primavera pueden suponen un riesgo para la salud de los más pequeños.
Este tipo de plagas (orugas, cucarachas, avispas, ratones y hormigas)son muy comunes en esta época del año en lugares donde hay pinos, por lo que los expertos también han querido recomendar a los responsables de los centros educativos mantener los árboles en un estado fitosanitario adecuado, a fin de evitar posibles focos de infestación que podrían extenderse a otras áreas.
En el caso de la oruga, cuando un niño tiene contacto directo con los pelos urticantes que la rodean, estos se dispersan y flotan en el aire produciendo irritación en la piel, nariz y ojos. Además, estos pelos urticantes se clavan en la piel liberando una toxina que genera la liberación de histamina y, en consecuencia, la reacción alérgica.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que los insectos y roedores transportan microorganismos patógenos en su piel, patas y aparato digestivo, que luego depositarán como agentes infecciosos en alimentos y utensilios que los pequeños podrán posteriormente ingerir y utilizar en su actividad diaria en el colegio, por lo tanto, son contaminantes potenciales y transmisores de enfermedades como la Salmonela y el E. coli, entre otras.
Las cucarachas, junto con los roedores, es la plaga que más rápidamente se extiende, por lo que los colegios deben tener en cuenta que tienen que llevar a cabo una correcta gestión de los residuos y la basura, depositándola en los contenedores habilitados que deberán permanecer cerrados y ser limpiados con cierta asiduidad.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y CONTROL
Las medidas preventivas pueden evitar en muchos casos la invasión de una plaga y la frecuencia de su aparición. Por ello, los expertos recomiendan establecer medidas que eviten que la especie se establezca y/o invada la instalación.
Estas medidas pasan por la eliminación de residuos, lugares de cobijo y nidificación o barreras para impedir su entrada. Además, si el diagnóstico de situación elaborado por la empresa de servicios biocidas así lo determina, es conveniente desarrollar medidas de control directo sobre la especie.
En el caso concreto de la oruga, los métodos habituales para combatirla son la destrucción de los bolsones, el empleo de trampas de feromonas, la instalación de barreras físicas o el empleo de productos químicos. No obstante, la elección de los mismos debe efectuarse valorando factores como el ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales, el nivel de infestación o la minimización del posible impacto sobre el ser humano, el medio y los animales.