MADRID, 22 Ago. (EUROPA PRESS) -
Expertos en salud pública de varias destacadas universidades norteamericanas sugieren que tanto los pacientes como los profesionales sanitarios deberían aprovechar las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID-19 y seguir llevando mascarilla en el entorno sanitario, según abogan en un comentario publicado en la revista 'Annals of Internal Medicine'.
Así lo postulan porque consideran que la infección por SARS-CoV-2 sigue siendo una amenaza, especialmente para los pacientes más vulnerables, y las mascarillas son un método de eficacia probada para prevenir la transmisión.
Aunque las tasas de casos graves de COVID-19 han disminuido gracias al aumento de la inmunidad de la comunidad y al acceso a contramedidas médicas, siguen produciéndose casos graves atribuibles a esta enfermedad. Muchos trabajadores sanitarios y personas de la comunidad en general ya no toman las mismas precauciones que en el momento álgido de la pandemia y han vuelto a sus actividades normales a pesar de la circulación continua de SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios endémicos.
Autores de Public Health - Seattle & King County y la Universidad de Washington, en Estados Unidos, abogan así por actualizar los enfoques del enmascaramiento en los centros sanitarios para dar prioridad a la seguridad tanto de los pacientes como de los trabajadores sanitarios.
Destacan que muchos pacientes de centros sanitarios corren un mayor riesgo de mortalidad y morbilidad por COVID-19, y argumentan que los centros tienen la responsabilidad de promover medidas de seguridad generalizadas para limitar la propagación de infecciones adquiridas en el hospital. También sostienen que muchos trabajadores sanitarios siguen acudiendo al trabajo con COVID-19, tanto sintomáticos como asintomáticos.
Señalan que las políticas de baja por enfermedad anteriores a la pandemia y las opciones de análisis más limitadas hacen que sea más probable que los trabajadores sanitarios trabajen mientras están enfermos.Por último, sostienen que podrían aplicarse varias políticas para mejorar la seguridad de pacientes y empleados.
Afirman que las mascarillas podrían aplicarse en todos los espacios sanitarios durante todo el año; en entornos específicos, como unidades de trasplantes, oncología y geriatría; en meses concretos durante la temporada viral respiratoria local; o cuando la carga de virus respiratorios en la comunidad se acerque a un umbral crítico.