MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de expertos ha elogiado el rol activo que tienen las asociaciones de pacientes en la investigación clínica, especialmente tras el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19, aunque han aclarado que "aún quedan pasos por avanzar" y así lograr la total implementación de los pacientes en la toma de decisiones sobre los tratamientos farmacológicos.
Así se ha puesto de manifiesto en el encuentro que ha celebrado la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), en la 13ª edición de los 'Desayunos POP', que en esta ocasión han contado con la participación de José Manuel González, director de Servimedia y moderador del encuentro, la directora del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Eva Bermejo; la presidenta de la POP, Carina Escobar; el Jefe de la Unidad de Ensayos Clínicos en Fase 1 del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), Javier García Corbacho; el jefe de departamento de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), César Hernández; directora asociada de investigación clínica y traslacional de Farmaindustria, Amelia Martín; y el director gerente del Hospital Clínico San Carlos, José Francisco Soto.
Uno de los pasos que se debe implementar en España para los pacientes en investigación clínica es dotar los procesos de una mayor transparencia, que permitan ofrecer una mayor información a los pacientes, tal y como ha asegurado Carina Escobar. "Los pacientes cada vez estamos más preparados para acceder a las fases iniciales de los ensayos clínicos. Tenemos que avanzar en cómo comunicar mejor, informar y hacer participes a las asociaciones de los pacientes", ha señalado.
Al respecto, Javier García ha coincidido en que en los últimos años, la voz del paciente ha aumentado pero "hay que trabajar en tener una mayor cercanía entre los clínicos y las industrias farmacéuticas" y ha recordado que hasta ahora el proceso "se realizaba sin tener en cuenta al paciente", algo que ha permitido, a su vez, avanzar en la medicina personalizada.
"Es cierto que el grado de implicación de los pacientes en España ha aumento pero, también, si miramos a otros países nos damos cuenta de que aún nos queda por avanzar. Poco a poco lo estamos haciendo y hemos incorporado a los pacientes en los comités de ética", ha subrayado.
El experto ha ensalzado el valor de los ensayos clínicos y ha reconocido que cada vez es más frecuente que se obtenga "más información de la que se necesita", lo que permite conocer con mayor detalle los beneficios o perjuicios de los tratamientos a según qué pacientes y ha recalcado que "la siguiente revolución será el desarrollo de los biomarcadores para ver qué medicamento puede funcionar a cada paciente".
Esta novedad en la investigación clínica ha supuesto un gran cambio de paradigma, tal y como ha afirmado Amelia Martín, quien también ha celebrado "el cambio de trabajar para los pacientes a trabajar con los pacientes". "El rol actual del pacientes es muy importante y tenemos que seguir trabajando para responder a sus necesidades y ayudar a que tengan una mayor formación", ha insistido.
LA REALIDAD TRAS LA PANDEMIA
Los expertos han comentado el papel de España en la investigación clínica, puesto que se ha convertido en el segundo país del mundo en realizar más ensayos, de los cuales, según han apuntado, cuatro de cada diez están vinculados al cáncer.
Sin embargo, han asegurado que uno de los beneficios de la pandemia ha sido que "ha puesto delante los asuntos que se discutían desde hacía mucho tiempo", a juicio de César Hernández, quien ha adelantado que la nueva normalidad "seria diferente a la que se conocía" y en la que "habrán elementos de flexibilidad facilitados por las herramientas digitales".
Para Eva Bermejo, la pandemia ha permitido conocer a la sociedad cómo es el proceso de elaborar un medicamento o vacuna y ha reafirmado que "ahora no hay nadie que ya no sepa cómo se autoriza un medicamento", por lo que ha apostillado que se debe poner en valor "el proceso anterior a la pandemia que ha servido de experiencia para que las vacunas contra el SARS-CoV-2 se pudiesen desarrollar en menos de un año.
"La pandemia ha manifestado el rol que tenemos los profesionales de servicio a la sociedad. Por ello, tenemos que sacar una lección importante de estos dos años y aprender de toda la experiencia que hemos adquirido", ha insistido.