MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una encuesta realizada por las principales organizaciones europeas de pacientes psiquiátricos y de salud mental muestra que solo 4 de los 20 países europeos dan prioridad a las vacunas COVID para personas con trastornos mentales graves (como psicosis y problemas del estado de ánimo), a pesar de la gran cantidad de evidencia científica que muestra que estos pacientes se encuentran entre los de más riesgo, según publican en la revista 'Lancet Psychiatry'.
Los autores del artículo y las principales organizaciones europeas de salud mental exigen que la Unión Europea, así como las autoridades sanitarias nacionales, tomen medidas concertadas para proteger a estos pacientes vulnerables.
Los autores revisaron los planes oficiales de implementación de vacunas disponibles al público y se pusieron en contacto con médicos de 20 países europeos para confirmar las políticas nacionales de vacunación. Descubrieron que solo los Países Bajos, Alemania, Dinamarca y el Reino Unido reconocen las enfermedades mentales graves como una afección médica de alto riesgo elegible para la vacunación temprana.
Sorprendentemente, la mayoría de los países encuestados no mencionan la salud mental en su orientación prioritaria de vacunación (ver mapa y tabla). Algunos países dan prioridad al tratamiento para quienes están en instituciones de salud mental, pero la mayoría de los pacientes con enfermedades mentales graves ahora viven y reciben tratamiento en la comunidad y, por lo tanto, no están cubiertos por planes de vacunación.
La autora principal, la doctora Livia De Picker, del Hospital Psiquiátrico Universitario Campus Duffel, en Bélgica, resalta que "todo el mundo está preocupado por los problemas de salud mental que seguirán a la epidemia de COVID, pero muchos de los que ya tienen problemas graves de salud mental los enfrentarán problemas antes y probablemente más graves".
"Las investigaciones también indican claramente que el riesgo de complicaciones graves o muerte por COVID es tan alto, si no más alto, que aquellos con afecciones físicas --continúa--. Un trabajo reciente muestra que si tiene un trastorno psiquiátrico, su riesgo de infección por COVID aumenta en 65%, y los pacientes con enfermedades mentales graves tienen entre 1,5 y 2 veces más probabilidades de morir".
Según señala, se necesita una vacunación temprana para protegerlos de una infección por COVID grave o incluso mortal y necesitan ser priorizados de la misma manera que se priorizan los pacientes en riesgo con condiciones físicas. La mayoría de los países están dando prioridad a las personas que viven en instituciones, pero esto no se considera suficiente.
La mayoría de las personas con trastornos mentales graves ahora viven y reciben tratamiento en la comunidad. "Estos pacientes son completamente ignorados en la mayoría de los planes de vacunación, y esto debe cambiar --denuncia--. Nos alegra ver que cada vez más países están cambiando su política para incluir a los pacientes con enfermedades mentales graves, pero la vacunación está ocurriendo ahora, así que no podemos demorarnos".
Hasta 1 de cada 20 personas en Europa sufrirá un problema de salud mental grave en algún momento.
La encuesta fue iniciada por el Grupo de Trabajo Temático de InmunoNeuroPsiquiatría del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología a raiz de un artículo reciente sobre las razones neurocientíficas por las que las personas con enfermedades mentales graves tienen un mayor riesgo de infección por COVID en la revista 'Brain, Behavior and Immunity'.
En Este estudio han colaborado las principales organizaciones europeas de salud mental y clínica de pacientes: Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología (ECNP), Asociación Psiquiátrica Europea (EPA), Federación Europea de Asociaciones de Familias de Personas con Enfermedades Mentales (EUFAMI), Alianza Global de Redes de Defensa de Enfermedades Mentales-Europa (GAMIAN-Europa) y la Sección de Psiquiatría de la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS-Psiquiatría).
Estos organismos respaldan el llamamiento para que la Unión Europea tome la iniciativa en el establecimiento de estándares y para que los organismos nacionales de salud y científicos garanticen que los pacientes vulnerables de salud mental tengan prioridad en la estrategia de vacunación.
La autora y directora del grupo de trabajo, la profesora Marion Leboyer, de la Universidad de París Est Créteil, en Francia, señala que "los pacientes con trastornos mentales graves son nuevamente descuidados, a pesar de sufrir grandes riesgos".
"Existe evidencia sustancial del daño que sufren los pacientes de salud mental debido a la pandemia --continúa--. Por ejemplo, un trabajo reciente ha demostrado que la esquizofrenia ocupa el segundo lugar después de la edad como riesgo de muerte debido a COVID. Los países a menudo miran lo que está sucediendo en otros lugares al establecer las prioridades de las vacunas, y dado que pocos países priorizan la salud mental esto corre el riesgo de perpetuar el descuido de los problemas de salud mental".
"Este es un gran problema en Europa y continuará a menos que se tomen medidas --alerta--. Por tanto, me complace que el comité científico asesor francés sobre vacunas haya anunciado que recomendará un cambio de política para los pacientes con esquizofrenia".
La presidenta de la ECNP, la profesora Gitte Moos Knudsen, del Righospitalet, en Dinamarca, señala que "este trabajo revela una intolerable falta de consideración hacia los pacientes de salud mental. Si se quiere 'seguir la ciencia', habría que dar prioridad a estos pacientes de riesgo. Además, como el COVID no respeta las fronteras nacionales, necesitamos estrategias a nivel europeo para contener el virus".
Hablando en nombre de la comunidad de pacientes de salud mental, Global Alliance of Mental Illness Advocacy Networks-Europe (GAMIAN-Europe), su presidenta, Hilkka Krkkinen, resalta que "la sociedad tiene que dar prioridad a los grupos de riesgo, pero es desalentador ver que, incluso durante la pandemia, la salud mental es relegada en muchos países. Las pruebas científicas son claras en cuanto a que el COVID y el confinamiento resultante están causando un daño significativo a las personas con problemas graves de salud mental, pero muy pocos países se están ocupando de ello. Esto tiene que cambiar", advierte.