MADRID, 13 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los factores genéticos tienen un "efecto modesto" sobre la prevalencia de la esclerosis múltiple (EM); de hecho, la tasa de concordancia entre los gemelos monocigóticos es de entre un 20 y 35 por ciento, y la frecuencia de la EM familiar varía entre el 3 y el 23 por ciento en diferentes estudios, según apunta el doctor Francisco Gilo, neurólogo del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (Ineamad) del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
Con motivo del Día Nacional de la enfermedad, que se celebra este próximo martes 18 de diciembre, el experto aborda algunas de las principales cuestiones que rodean la EM, una enfermedad que afecta al doble de mujeres que de hombres y cuya edad media de inicio oscila entre los 30 años, en la variante recurrente-remitente (la más común), y los 39-41 años de la primaria progresiva.
Convertida en la segunda causa de discapacidad (tras los traumatismos) en pacientes de entre 20 y 40 años, esta enfermedad inflamatoria del sistema nervioso afecta a 47.000 personas en España, según datos de Esclerosis Múltiple España. Su origen es desconocido, si bien "la teoría más aceptada" es que la enfermedad comienza como un trastorno inflamatorio autoinmune.
"En apoyo de una posible base autoinmune para la EM, algunos estudios han observado que los pacientes con esta patología son más propensos a tener otros trastornos autoinmunes", señala Gilo. También parecen jugar un papel "importante" los factores ambientales. "Hablamos aquí de infecciones víricas, latitud geográfica y lugar de nacimiento, exposición a la luz solar y niveles de vitamina D, entre otros", afirma el experto.
El experto recuerda que, tras el diagnóstico, es "fundamental" iniciar el tratamiento lo antes posible, ya que "se sabe que el 30 por ciento de los pacientes que no lo reciben desarrollarán una discapacidad pasados 25-30 años desde que se establece el diagnóstico". "Con los avances de las dos últimas décadas, se consigue disminuir el porcentaje de pacientes que presenta una discapacidad", recuerda.
Además, según aconseja este neurólogo, es "básico" llevar unos hábitos de vida saludables, como hacer ejercicio físico moderado, seguir una alimentación sana y una rutina poco estresante, ya que "esto permite al organismo estar en la mejor disposición para minimizar el potencial daño que le pueda ocasionar la enfermedad". "Todo contribuye, sobre todo ahora que gracias a los avances los pacientes no necesitan modificar sustancialmente su ritmo de vida", concluye el especialista de Ineamad.