MADRID, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
La fiebre es uno de los síntomas más frecuentes cuando los niños están enfermos y prácticamente el que más genera dudas a los padres sobre qué hacer ante esta situación.
La doctora Judit Calpe, directora médica y doctora de Medicina Familiar de la aplicación de chat médico 'mediQuo', la fiebre es un mecanismo de defensa del cuerpo y no una enfermedad. Por ello, en primer lugar hay que mantener la calma y no dar tratamiento si el niño no está molesto.
"Para comprobar si tiene fiebre hay que tomar la temperatura en la axila --explica la experta--. Si está por encima de 38º C y el niño no vomita, se le puede dar un antitérmico recomendado por un especialista de forma oral, por ejemplo paracetamol. Si lo devuelve antes de 15 minutos, hay que repetir la dosis".
En algunas ocasiones, para bajar la fiebre es suficiente mantener el ambiente fresco de la casa, no abrigar en exceso al pequeño y darle de beber mucho líquido para que esté bien hidratado. Además, la doctora recuerda que está totalmente desaconsejado bañarle, colocar en la frente paños fríos, friegas y similares, ya que la diferencia de temperatura brusca resultaría desagradable y perjudicial para el niño.
Además, puntualiza que no siempre que niño tenga fiebre hace falta que sea examinado por un médico. Por eso, la especialista en Medicina Familiar expone los casos para saber cuándo hay que visitar al pediatra o acudir a urgencias:
· Si no le baja la fiebre en más de 48 horas.
· Si la irritabilidad no mejora a causa de la infección. En este sentido, la doctora explica que el pequeño debe ser diagnosticado para poder recetar la medicación correspondiente.
· Si no tolera los líquidos. Con el sudor de la fiebre se elimina una parte de agua corporal y, como consecuencia, da lugar la deshidratación.
· Si además de fiebre y le salen manchas en la piel, pues puede tratarse de enfermedades como la varicela o el sarampión.
¿Y CUÁNDO HAY QUE IR A URGENCIAS?
· Cuando los niños son menores de 3 meses.
· Si al pequeño no le desaparece la fiebre y padece alguna enfermedad crónica grave diagnosticada.
· Si tiene convulsiones o se desmaya.
· Si no le baja la fiebre y respira con dificultad.
· Si le cuesta despertarse y está todo el rato durmiendo.
· si le salen manchas en la piel color rojo que no desaparecen al estirar la piel.
· Si tiene el cuello rígido y al mirar hacia las piernas es incapaz de bajar la cabeza.